Luego del discurso del Presidente Medina en la rendición de cuentas del pasado 27 de febrero, los dominicanos nos sentimos con un poco más de ánimo y casi se llega a pensar que estamos ante un gobernante que podría dar algunas sorpresas, pero también nos encontramos ante la arrogancia y prepotencia de una empresa multinacional que se considera estar por encima del bien y del mal, quizás porque se entienden dueños de un país pobre y pequeño o porque sus dueños controlan parte del poder imperial mundial.
El discurso del Presidente Medina Sánchez me recordó aquel pronunciado por Don Antonio Guzmán Fernández, cuando decidió la nacionalización de la Rosario Dominicana y también las acciones desarrolladas por dicho mandatario para recuperar los US38,000,000 millones de dólares que la Gold And Western había pillado al Estado Dominicano, mediante operaciones fraudulentas con la venta de azúcar hacia el exterior.
El 27 de febrero me senté a oír el discurso y recordé aquellos momentos en los cuales decenas de generales balagueristas fueron puestos en retiro o cuando se decidió el retorno al país de decenas de exiliados políticos y más aún, cuando recibimos a cientos de presos políticos encarcelados por oponerse a la represión desatada por Balaguer y sus amos norteamericanos contra las fuerzas progresistas de entonces.
Al discurso de Medina le ha seguido un gran apoyo del pueblo dominicano que ve en su actitud cierto signo de esperanza y de evitar el despojo de sus riquezas, aunque sigue la ansiedad o deseos de ver a los responsables de esa entrega, respondiendo ante las instancias judiciales por sus acciones traidoras y caracterizadas por muchos ilícitos en su concreción.
A varios días del discurso presidencial, los ejecutivos de la empresa canadiense se despachan con arrogancia, llamando al Presidente a analizar las consecuencias de sus palabras ante la Sesión Conjunta del Congreso. Muchas personas se preguntan, a cuáles consecuencias se referirá este capataz del gran capital internacional, se refiere a cuestiones derivadas de los términos del contrato, es decir, a las obligaciones de las partes involucradas o se trata de algo superior; al desarrollo de una acción de desestabilización o golpe contra el pueblo dominicano; quiere decir, el representante de la Barrick que ellos recurrirán ante las instancias judiciales internacionales para hacer valer la estafa que lograron ejecutar con la complicidad de malos dominicanos, a esto último ellos tienen pleno derecho, pero jamás podrán imponer como valida una trampa que de forma fácil puede ser evidenciada como propia de un acto lesivo al interés de una nación .
La República Dominicana tiene las vías para demostrar que estamos frente a una acción tipificada de lesión, en tanto las diferencias entre las ganancias que obtendría su socio, la Barrick y el que sería recibido por el país, expresa una situación clara y aunque las obligaciones contraídas por las partes tienen fuerza de ley para ellas, tal principio no tiene un carácter de absoluto, si se comprueba que ha existido una lesión de grandes proporciones en relación a las ganancias de una de las partes.
El atrevimiento del representante de la Barrick al emplazar al Presidente de la República, sumado al hecho de que estamos ante una estafa de grandes proporciones, son cuestiones más que suficientes para ejercer las acciones propias de un Estado Soberano, las cuales podrían ir desde la intimación al señor Rocha para que abandone el país, hasta la militarización de la zona minera y las oficinas de la empresa. Las anteriores serían medidas de carácter suave si tomamos en cuenta que en cualquier otro país que respete su soberanía, lo correcto fuera la nacionalización de la Barrick por conveniencia nacional y por haber irrespetado a la nación y pueblo dominicano.
Desde luego que a este gobierno no podemos pedirle demasiado, si comprendemos sus orígenes y los niveles de compromisos e intereses envueltos en el desgraciado contrato con la Barrick y muy especialmente, porque hasta pruebas en contario, en el negocio del oro de Pueblo Viejo en Cotuí, hay importantes dirigentes políticos del partido gobernante o por lo menos testaferros a sus servicios.
Por ahora solicitemos del señor Presidente que mantenga sus criterios expuestos el pasado 27 de febrero, en el sentido de que las condiciones de ejecución del contrato de explotación es Inaceptable para el pueblo dominicano y mantener acciones de prevención como la militarización del lugar de explotación minera y vigilar a todos aquellos agentes peligrosos que están al servicio del gran capital parasitario internacional.
