Me lo imagino bregando con mil “sanos” consejos de empresarios que cada día recitan “in God we trust”; bregando con algunos ministros que no son de su absoluta confianza; bregando con Raúl Izaguirre (embajador disfrazado de oveja) y Manuel Rocha (agente de Langley disfrazado de minero); bregando con quienes aprobaron el inmundo contrato sin siquiera leerlo; bregando con cada miembro de un Comité Político que, con o sin Leonel, tendrá que apoyarlo. Y, en esa brega tan implacable, Danilo Medina podrá, si fuera necesario, movilizar a un pueblo que el miércoles, así, pendejamente, se metió en un bolsillo.
