Tres grandes hombres y un pensamiento luminoso (I de II)

Si se le da seguimiento a la trayectoria histórica de Martin Luther King se percata uno, de que existe una influencia de las ideas de Mahatma Gandhi en sus discursos y pensamiento.

Aunque en tiempo, circunstancias y momentos históricos diferentes, podía hablarse entonces coincidencia de conceptos y teorías que forman parte del pensamiento político de ambos líderes.

Le emancipación del pueblo Hindú, fue posible gracias a las ideas y la prédica constante del Mahatma Gandhi, sustentada en la resistencia pacífica, considerada por él como una fuerza constantemente activa, capaz de mover montañas, la cual influenció poderosamente a Martin Luther King. Gandhi fue como un faro que iluminó toda la vida del adalíd de la no violencia.

Este proceder del líder hindú sirvió de ejemplo y orientación a Martin Luther King para crear un movimiento en el territorio estadounidense, en contra de la discriminación racial y la segregación, que causó cárceles, muertes y humillaciones a miles de hombres y mujeres de raza negra.

El pastor de la iglesia Baptista de Ebenezer nació en Atlanta un Estado Norteamericano donde vivían miles de negros descendientes de esclavos, allí vivió en principio una vida sosegada con su prédica a favor de la paz, la igualdad dentro de los hombres, sin tener en cuenta raza y su creencia religiosa.

Con esta forma de pensar y su actitud frente a la vida fue creciendo en él un sentimiento de repudio a los abusos que se hacían a los negros sectores sociales y sociedades de carácter secreto como el Ku Klux Klan, hecho que lo impulsaron a librar grandes jornadas de lucha para contrarrestar esas lacras sociales que prevalecían en esa época en la sociedad de ese país.

Aunque no llegó a ver materializadas sus aspiraciones de libertad, igualdad y no discriminación por su muerte a destiempo, ese deseo se convirtió en un sueño que él dejó como legado al pueblo estadounidense y al mundo, resumido en su discurso pronunciado el 28 de agosto de 1963 en el Memorial Lincoln de la ciudad de Washington ante más de un cuarto millón de personas, cuando dijo: “Ayer soñé que llegará un día en que esta nación se levante y viva de acuerdo con el verdadero significado de su credo. Sostenemos que estas son verdades evidentes que todos los hombres fueron creados iguales. Yo albergo el sueño de que un día mis cuatro hijos vivirán en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel sino por las cualidades de su personalidad. Yo albergo el sueño de que algún día todo valle será elevado, toda colina y montaña serán liberadas. Los ásperos senderos serán alisados, los torcidos serán enderezados. Esta es la fé con la que vuelvo al sur. Y con esta fe podremos extraer de los montes de la desesperación la piedra de la esperanza, luchando juntos, yendo juntos a la prisión, defendiendo juntos la libertad, por saber que un día seremos libres.

Cuando dejemos que la libertad resuene en cada pueblo, en cada aldea, en cada Estado y en cada ciudad, podemos acelerar la llegada del día en que todos los hijos de Dios, blancos y negros, judíos y gentiles, protestantes y católicos volvamos a estrecharnos las manos y entonar las palabras del viejo espiritual negro:¡ al fin libres. Al fin libres. Gran Dios todo poderoso, al fin somos libres!.

Son estas palabras e ideas, las que inspiraron al presidente Barack Obama hacer de ellas su testamento político y quehacer cotidiano. Porque de la misma manera que Gandhi influenció en las convicciones de Martin Luther King, en lo referente a la no violencia como método de lucha, asimismo este último ha sido conductor de su pensamiento, en lo concerniente a la toma de decisiones y actuaciones sociales, políticas y religiosas.

Cuando se analiza el discurso del presidente Barack Obama, se nota una comunión de criterios y una coincidencia en el comportamiento social, económico, político y religioso de estas dos grandes figuras históricas, de manera especial, cuando este toca temas importantes para la convivencia como son la justicia, igualdad entre los hombres, la libertad, la no discriminación racial, la segregación, creencias religiosas, la paz y su preocupación por los necesitados, conceptos destacados por el actual presidente de los Estados Unidos, tanto en su campaña política del año 2008 como la del 2012, cuando se expresa de la manera siguiente: “Porque sabemos que nuestra herencia multicolor es una ventaja, no es una debilidad, somos una nación de cristianos, judíos, hindúes y no creyentes; somos lo que somos por la influencia de todas la lenguas, de todas las culturas de todos los rincones de la tierra; y porque probamos el amargo sabor de la guerra civil, de la segregación, y salimos de aquel oscuro capítulo más fuerte y más unidos no tenemos más remedios de pensar que los odios desaparecerán algún día, que las líneas triviales pronto se disolverán, y que los Estados Unidos deben desempeñar su papel e iniciar una nueva era de paz.

Cada vez que nos reunimos para la toma de posesión de un presidente somos testigos de la solidez perdurable en nuestra Constitución. Reafirmamos la firmeza de nuestra democracia. Recordamos que lo que une cada nación no son los colores de nuestra tez ni los orígenes de nuestros apellidos.

Los que nos hace ser excepcionales, lo que nos hace americano, es nuestra lealtad a una idea, articulada en una declaración que fue hecha hace dos siglos.

Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismo: que todos los hombres son criados iguales. Que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienable que entre ellos están la vida y la felicidad”.

Como puede notarse la identificación ideológica entre estos dos líderes de raza negra es tal, que muchos de los discursos de Barack Obama aparecen frases e ideas que son parte del sueño de Martin Luther King, su pensamiento e idiosincrasia.

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