El máximo representante de la iglesia católica no aguantó más y soltó el timón. Las causas de la inesperada renuncia pueden ser muchas, para el Papa ha sido su estado de salud el causante de su retirada, para otros se trata de que éste se enfrentó a todo tipo de adversidades y no pudo seguir adelante.
Los católicos lucen sorprendidos con la decisión de su guía espiritual, pero tal sorpresa no tiene fundamentos, pues desde hace varios años se vienen dando escándalos asombrosos en el escenario vaticano. Recientemente el sector financiero de Italia decidió no aceptar el pago con tarjetas de crédito del Banco Vaticano, las razones de este asunto están dadas en la poca credibilidad financiera de la denominada Santa Sede. A esto se suman los escándalos de años anteriores del Banco Lombrosiano y denuncias sobre posible lavado de dinero.
Si a los escándalos financieros se agregan los miles de millones de dólares que ha tenido que pagar la Iglesia Católica de Los Ángeles y Boston para cubrir indemnizaciones ordenadas por los tribunales estadounidenses contra curas que han dañado la dignidad de niños y adolescentes, tenemos que concluir en que la situación del Papa era una papa caliente, no se trataba de algo suave, éste tuvo que ver a su asistente sacando ante la opinión pública documentos supuestamente secretos y teniendo que aceptar sanciones penales contra el mismo.
Un hombre de 85 años, aunque tenga un temple muy conservador y fuerte formación ideológica, puede llegar a derretirse con un fuego tan intenso como el que pusieron a este religioso alemán. Cuando las fuerzas físicas del ser humano no pueden soportar la presión de la contraparte, tal vez puede quedarle el ánimo o vigor mental para sobrellevar la situación adversa, pero en el caso de Benedicto XVI, se combinaron la ausencia de ambos elementos, es decir, al hecho de la falta de fuerza física, se le sumó la rotura de su estirpe ideológico y tuvo que entregarse; no sólo frente a esas dos adversidades; sino y sobre todo, al poder de un engranaje que el mismo ha contribuido a crear y en el cual no vale rezar, ni suplicar, pues son intereses más poderosos que los propios mitos religiosos.
El Papa no aguantó y todo parece que deja su iglesia en malas condiciones, con un descredito en aumento, frente al ascenso de otras confesiones cristianas y con ausencia de liderazgo dentro del equipo cardenalicio, posiblemente la iglesia católica está sufriendo parte de las consecuencias de su mal manejo durante más de un milenio y se está encontrando con los fantasmas que ella misma ha creado y que han obrado en perjuicio de la humanidad, de una vida en paz y de progreso colectivo.