En su objetivo de volver a sus años gloriosos y poner fin a la hegemonía de Red Bull, Ferrari ha vuelto a recurrir a uno de sus hombres más brillantes: Rory Byrne. Este ingeniero, de 67 años, fue diseñador jefe de la escudería del cavallino entre 1996 y 2006 y puede presumir, por tanto, de ser el cerebro de aquellos monoplazas que lograron que Michael Schumacher encadenase cinco Campeonatos consecutivos. Su firma, desde luego, ha quedado grabada a fuego en el palmarés del equipo, de ahí que -a pesar de que dejó oficialmente su cargo en Ferrari a finales de 2006- en Maranello hayan seguido contanto con él a menudo como asesor.
Byrne estuvo presente durante la puesta de largo del F138 la semana pasada y ahí desveló que, realmente, el monoplaza de esta temporada es «bonito, pero es un juego de niños comparado con el coche del 2014». De hecho, un rasgo que se ha repetido prácticamente en todas las presentaciones que hemos visto hasta ahora de los equipos es que los monoplazas no presentan grandes innovaciones ni cambios radicales respecto al diseño de la temporada pasada, ya que el cambio verdaderamente importante se dará el año que viene, cuando entre en escena la nueva reglamentación y los motores V6.
Puesto que este año los monoplazas son una evolución de los anteriores, Ferrari está centrado de lleno en el diseño del monoplaza del 2014, donde Rory Byrne afirma estar trabajando ya a toda máquina. El exitoso diseñador sudafricano no ha tenido nada que ver con el diseño de este año, pero dejará su firma estampada en el próximo, con el que Ferrari espera recuperar la senda de la victoria y acabar con la sequía de títulos que dura ya cinco años. En la Scuderia se lo están tomando en serio, adoptando medidas y decisiones «extremas». De hecho, en Maranello ya esperan que Red Bull presente una queja para poner en duda la legalidad de sus suspensión trasera.
