Acaba de concluir en Santiago de Chile la I Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Acaba de cumplir un año este nuevo organismo regional cuyas proyecciones de integración política económica, social y cultural, constituyen pruebas fehacientes de que corren nuevos tiempos en nuestra América Latina. ¡Existe un nuevo escenario! Uno donde la defensa de la soberanía, el rechazo a la injerencia y el claro propósito de aumentar la cooperación Sur-Sur, son el centro de las posiciones expresadas y avaladas por las 33 naciones del Río Bravo que se unen en este esfuerzo.
Paralelo a esta Cumbre, tuvo lugar la primera de las cumbres CELAC-UE, aunque muchos medios se encargaron de destacar una sobre otra, vale la pena esclarecer que la segunda se deriva de la oportunidad que el organismo europeo observó en aras de potenciar su interés en estrechar los lazos con la CELAC, a partir del reconocimiento expreso, al crecimiento económico sostenido y la estabilidad demostrada por la región en los últimos años, contrastando fuertemente con otras regiones del mundo, en especial: la europea.
Creemos firmemente que la solución a los problemas de América Latina y el Caribe está en la verdadera integración. En una integración que salte de los documentos y la foto oficial de los Jefes de estados a la vida real que afecta a cada unos de los ciudadanos de nuestros pueblos. Ya no es posible que los mandatarios continúen gastando recursos en reuniones estériles. ¡La CELAC no se permitirá ese lujo!
La CELAC, tras la cumbre de Venezuela, constituye el acontecimiento histórico más importante tras 200 años de independencia de la región. Es un instrumento político para aunar voluntades, resolver diferencias, solidarizarnos y cooperar por el bien de nuestros pueblos. Esto se traduce en que reconocemos la no existencia de un modelo único de gobierno y que es terrenal la confrontación por temas históricos y políticos, como a su vez es válido el diálogo sincero, unido a la voluntad verdadera por resolverlos sobre la base todo lo común que nos une.
Ausente en la mayoría de los medios de prensa, atacada por los que se sienten excluidos de ella y la ven como una amenaza a sus intereses. Y es que la CELAC deja “fuera del pastel” a las potencias norteamericanas por primera vez en nuestra historia.
Gracias a lo que constituye también el acontecimiento mediático más importante del siglo (la salida al aire del canal Tele Sur), el mundo pudo observar cada detalle de las sesiones, los fraternales y profundos debates que tuvieron lugar en Santiago de Chile.
Con infinito orgullo y mucha modestia, Cuba fue electa para asumir la presidencia Pro Tempore de la CELAC en el año 2013 y como expresara el presidente Raúl Castro al asumir la posición: “Lo asumimos con el compromiso de trabajar a favor de la paz, la justicia, el desarrollo y el entendimiento entre todos nuestros pueblos”. Al mismo tiempo agradecemos a los presidentes y jefes de delegaciones la aprobación de una condena al criminal Bloqueo económico financiero y comercial que aplica el gobierno de los EE.UU contra nuestro país por más de 50 años.
Terminaron las sesiones de la I Cumbre CELAC y en los pasillos del plenario flotaban victoriosos todos los héroes latinoamericanos que nos trajeron hasta hoy, con el ejemplo que emana de sus luchas.
Nunca como ahora, José Martí y Juan Pablo Duarte tuvieron mejor regalo de cumpleaños, que asistir como autores intelectuales y materiales de esta nueva oportunidad para la integración y el alcance de la plena solidaridad, cooperación y libertad de los países hermanos desde el Bravo hasta la Patagonia.
Podemos decir que se cumplió aquel pensamiento guevariano que reza: “¡Seamos realistas, soñemos lo imposible!, ¡se consolida la esperanza!
(*) Encargada de Asuntos Políticos Embajada de Cuba en República Dominicana
