Meditabundo: El Gobierno Duartiano

 
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En las protestas del parque La Lira sentimos la presencia de los ideales Duartianos.
 
Escenario del espíritu público general de códigos de ley que pueden establecer a través de severa moralidad los derechos para los cuales la autoridad reprima toda corrupción y satisfacer las necesidades morales y materiales de todos. Vivencia de las pasiones y mostrar que el mérito y la virtud son el rumbo que conduce al puerto del bienestar humano.
 
Donde los nobles patrióticos sentimientos del corazón son la bandera de los intereses de hombres y mujeres bien entendidos, como la moral y cívica como ley natural, son la guía más firme que podemos seguir y el mejor amigo de los intereses personales.
 
Un sistema de gobierno Duartiano comprende una organización administrativa y una organización política fundamentada en la moral. El sistema regido por la Constitución y leyes que sigue hasta cierto punto a la organización política. El pueblo tiene que comprender que un gobierno cuyo cimiento es la ley, en sí democrático, solamente el Presidente posee poder gubernamental: como la fuerza moral deriva solamente de él, así todo se vuelca hacia él, ya sea simpatía u odio. En una nación bajo ese orden, la centralización podría ser más dura que ninguna otra, porque los agentes de la autoridad tienen sólo el prestigio que la autoridad les presta para que puedan preservar ese prestigio, es necesario que tengan considerable poder sin dejar de ser absolutamente dependientes del Presidente, a fin de que puedan ser sometidos a la vigilancia más estricta.
 
La administración tiene que estar enraizada en las leyes naturales de las buenas costumbres. La moral la conocemos como un río que proporciona bienestar, no destrucción, es necesario mantener el canal limpio en su curso natural dentro de sus límites, por donde pasa su corriente fertiliza. Pero si pasa en torrente desbordada, es calamitoso. Crea toda clase de desconfianza y entonces vemos al pueblo rechazarlo porque destruye la calidad de vida.
 
Cuando en un país pequeño como el nuestro existen partidos exacerbados los unos contra los otros y violentos odios mutuos, es necesario que estos desaparezcan con sus odios, pues son las más terribles calamidades.
 
Nuestro invitado de hoy: Juan Pablo Duarte. “El gobierno debe mostrarse justo y enérgico o no tendremos patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional”.
 
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.

 

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