Crucial batalla vietnamita contra la pobreza

Hanoi.- Pocos raseros definen tanto el rumbo certero de un país como el firme empeño de sus dirigentes en eliminar la pobreza, movilizando recursos y fuerzas sociales hacia tamaño fin.

Y aunque Vietnam hace décadas tomó por esa ruta con resultados sostenidos y palpables, este 2013 lo comenzó con el secretario general del Partido Comunista, su núcleo central de dirección, Nguyen Phu Trong, y el primer ministro del Estado, Nguyen Tan Dung, recorriendo algunas de las comunas más vulnerables del país.

Más que por legítimos actos de simbólica solidaridad hacia los que menos tienen, entrañaba la clara intención de emitir un mensaje de máxima prioridad consistente en colocar el foco en lo que para toda la nación constituye una crucial batalla pendiente.

Se desplazaron hacia las regiones septentrionales montañosas y fronterizas con Laos y China, donde se concentra fundamentalmente entre el 10 y el 14 por ciento de la tasa de población pobre, en su mayor parte perteneciente a las 54 minorías étnicas del diverso mosaico nacional.

El medular asunto ha figurado siempre como condición obligada en todos los programas y proyecciones de desarrollo de Vietnam desde los tiempos en que Ho Chi Minh organizaba la lucha por la independencia, y después de constituirse la república.

Con la secular herencia de la pobreza a cuesta, aplazando su remedio, los vietnamitas libraron largos años de duros enfrentamientos al colonialismo francés, primero, y a Estados Unidos, la primera potencia mundial, a continuación hasta 1975, cuando al fin se realizó la plena liberación y reunificación del país indochino.

Duramente castigado por las guerras y la violencia, la población emergió en la paz sumida en el atraso, con una alta tasa de pobreza que sólo bajo condiciones de estabilidad política, y una acertada visión de su fuerza dirigente, se redujo del 58 por ciento en 1993 al 29 por ciento en 2003.

Ya para entonces el Partido Comunista había trazado en su congreso de 1986 su política de renovación (Doi Moi) cuya piedra angular radicó en desatar todas las fuerzas productivas hacia un desarrollo sostenible.

Como parte consustancial de este integral proceso en marcha, la reducción de los niveles de pobreza cobró la imprescindible centralidad dentro de una estrategia que el liderazgo del país ha concebido así mismo en términos sostenibles.

El crecimiento económico ha propiciado la creación de empleos, la reforma agraria benefició a campesinos sin tierras, al tiempo que se fomentó la inversión extranjera, y acometieron acciones que posibilitaron la inserción laboral de las mujeres junto a una red de salud pública y de educación que benefició a los pobres.

Sin embargo, se reconoce que todavía se siguen presentando importantes desigualdades, con más del 60 por ciento de la población completamente dependiente de la agricultura, con toda la vulnerabilidad e inestabilidad que conlleva, debido a factores climáticos, administrativos legales y mercantiles.

La pobreza, que alcanza en ocasiones tasas del 60-80 por ciento, se concentra en las montañas del norte, las tierras altas del centro y del delta del río Mekong, y es en las minorías étnicas de mayor atraso cultural donde se registra una incidencia más elevada de pobreza extrema.

Hay que tomar en cuenta cuanto se dificultan los esfuerzos para luchar contra la pobreza en un país costero tan vulnerable a las catástrofes naturales, con un 70 por ciento de la población que vive en regiones continuamente expuestas.

Tampoco a menudo la agricultura basta para mantener los hogares por encima del umbral nacional de sostenimiento y muchas familias de agricultores dependen de la producción de artesanías y de las materias primas que estas requieren, para sobrevivir.

Por todo este cúmulo de factores el Partido ha concebido en los últimos años fomentar lo que describe como nuevo campo, un programa integral con el cual se propone desatar también las fuerzas productivas en las zonas rurales más atrasadas, mediante incentivos de mercado, reorientación de cultivos e introducción de tecnologías.

Se trata de un plan nacional de alta prioridad con un componente emulador de recompensas que moviliza a las familias y se combina con la construcción de vías de acceso, internados escolares, viviendas y casas de cultura mediante esfuerzos colectivos con un fuerte apoyo de los gobiernos locales.

Muchas de esas comunidades en vías de cambiar sus atrasadas configuraciones ya suministran regularmente para empresas y se han vinculado a la industria turística, dando rienda suelta a sus potencialidades artesanales, y cuyos resultados se advierten en alzas palpables de niveles de vida.

Cuando en los primeros días de 2013 Phu Trong, el secretario general, se reunió con los pobladores en las comunas de Lao Cai y Yen Bai, en las intrincadas fronteras con Laos, los instó a definir sus prioridades y a los dirigentes locales que le acompañaban a concentrarse en la reducción sostenible de la pobreza junto con la garantía de la equidad social.

Durante los diálogos entablados en ambos lugares se interesó por la aplicación del programa de desarrollo socioeconómico, las producciones claves en la zona, los beneficios culturales, las dificultades de comunicación y el enfrentamiento a la criminalidad.

Por su lado el jefe de gobierno urgió al Ministerio de Trabajo, Inválidos y Asuntos Sociales a concentrarse en los sectores y áreas más desfavorecidos, con el énfasis puesto en las montañas y comunidades de minorías étnicas, sin descuidar los ciudadanos meritorios en general.

Dentro de esta categoría se considera a veteranos y familiares de quienes cayeron en las pasadas guerras, tanto en Vietnam como internacionalistas en Laos y Cambodia.

La cartera ejecutiva a su cargo entregó en 2012 asistencias financieras frecuentes a un millón 500 mil de ellos, proporcionó atención médica a 290 mil y a más de 12 mil inválidos del conflicto bélico.

Según el subtitular Nguyen Thanh Hoa, en el mismo período se crearon más de un millón 500 mil empleos y se organizaron 600 bolsas laborales en 43 provincias y ciudades del país.

Añadió que gracias a la implementación del programa nacional para la reducción sostenible de la pobreza, el número de familias necesitadas se redujo a sólo un 10 por ciento, y se aspira a continuar rebajando esa etapa dentro de los próximos cinco años.

Según datos oficiales, en el país existen tres millones 300 mil hogares pobres que concentran del 11 al 15 por ciento de la población.

Para reforzar el crucial combate recién se creo un comité gubernamental, que involucra al Frente de la Patria, las asociaciones de campesinos y veteranos y la Unión de mujeres.

Al constituirse se tomó en cuenta un reciente estudio bajo el título de «Mirando al futuro: desafíos para la reducción de la pobreza en Vietnam», el cual reconoce que tal desventaja social ha continuado declinando, pero actuales circunstancias económicas amenazan con desacelerar ese proceso.

Se cita en ese sentido la subida inflacionaria, la crisis financiera global y la recesión económica, los desastres naturales y epidemias como factores adversos que han afectado a las personas, en especial a los pobres.

Vuelve a señalar que la pobreza crónica se localiza fundamentalmente en las minorías étnicas, entre las cuales uno de cuatro niños está desnutrido, y 42 por ciento permanece sin agua potable y con escasez de letrinas.

Pese a las dificultades reconocidas, con los puntos de miras bien precisos, Vietnam lleva adelante la estrategia de enfrentamiento, armado de su proverbial determinación, probada a lo largo del tiempo.

*Corresponsal de Prensa Latina en Vietnam.

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