Mortíferos ataques estremecen ciudades del norte iraquí

Bagdad.- Atentados dinamiteros por comandos que atacaron dos oficinas del Partido del Trabajo de Kurdistán (PKK, siglas en kurdo), estremecieron las ciudades septentrionales Kirkuk y de Tuz Khurmatu, con saldo de por lo menos 15 muertos.

El número de heridos sobrepasa el centenar, acorde con el primer recuento de las autoridades, que aún a fines de la mañana estaban en labores de localizar víctimas enterradas bajo los escombros de las instalaciones.

Los atentados fueron realizados por dos hombres aún sin identificar que detonaron los automóviles en que viajaban, acorde con las precisiones de medios enterados.

Hasta ahora se ignora si los ataques están ligados a la decisión del PKK de entablar negociaciones con el Gobierno turco, anunciada por el líder de esa entidad, Abdulla Ocalan, encarcelado en Turquía.

La semana pasada tres mujeres miembros del PKK fueron ultimadas en París por deconocidos, al parecer una fracción de esa agrupación opuesta a las negociaciones, se recordó.

Ninguna entidad se ha adjudicado la acción, que puede introducir otro elemento combustible en las tensiones entre el gobierno autonómico kurdo y las autoridades centrales, enfrentadas por un diferendo fronterizo.

Un documento emitido semanas atrás por las autoridades autonómicas aludieron a las provincias de Kirkuk y Mosul como «territorios kurdos» provocó que el Gobierno central enviara tropas a la zona.

Un comité de notables de ambas zonas adoptó una serie de acuerdos para disminuir las tensiones territoriales, pero la repentina enfermedad del presidente Jalal Talabani, de origen kurdo, considerado una fuerza moderadora, ha complicado los contactos.

Además, Irak está sumido desde el año pasado en una ola de violencia vinculada a las pugnas por el poder entre el primer ministro chiíta iraquí, Nuri al Maliki, y los miembros sunitas de su gobierno, que lo acusan de utilizar las provisiones de la ley antiterrorista para marginar de la política a los miembros de esa comunidad.

El foco de las manifestaciones está localizado en la provincia occidental iraquí de Anbar, escenario de la víspera de un atentado suicida contra un diputado sunita, Aifan Saadun al Esaui, quien murió junto a dos de sus guardaespaldas.

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