Gobierno egipcio y opositores negocian reapertura de céntrica plaza

El Cairo.- Notoria desde hace dos años, cuando fue el escenario de protestas sin precedentes que derrocaron al régimen del ex presidente Hosni Mubarak, la bulliciosa Plaza Tahrir amaneció reabierta al tráfico vehicular.

El hito metropolitano, en el que convergen varias arterias, estaba cerrado desde fines de noviembre pasado cuando cientos de opositores al Gobierno del presidente Mohamed Morsi la convirtieron en un campamento de casas de campaña para protestar contra dos decisiones del mandatario: investirse de facultades excepcionales y aprobar una nueva Constitución.

Durante 55 días con sus noches la céntrica rotonda ha sido el punto de convergencia de los comunicadores con acreditación permanente o temporal en busca de tomar el pulso de las ruidosas protestas callejeras que se multiplicaron por todo el país y evidenciaron la polarización de la sociedad egipcia entre islamistas y laicos.

Hasta el punto que compitieron con las pirámides de Giza en afluencia de turistas que la captaron en todos lo ángulos posibles, al igual que a sus habitantes de todas las edades y sensibilidades políticas agrupadas en la oposición.

En ese lapso personas sin hogar aprovecharon la coyuntura para hacerse con una residencia momentánea y allí permanecen, ajenos a la política.

Alambradas de espino, caballos de acero y cuando detrito pudieron encontrar, fueron empleados por los acampados para impedir el paso a la zona, en medio de altercados con automovilistas impacientes deseosos de pasar al centro de la capital.

Los acampados anunciaron que se proponen permanecer en el lugar hasta el próximo día 25, segundo aniversario de la revolución que obligó a renunciar a Mubarak y dio paso a la democratización de la sociedad egipcia después de más de tres décadas de poder omnímodo.

La situación hacia más caótico aún, si posible fuera, el tráfico por el centro de esta capital en la que habitan más de 17 millones de personas.

Una ola fría que se abatió sobre el norte de Africa en los últimos días y la inundación de aguas albañales por el pésimo estado de las alcantarillas de las cuales sólo funcionan menos de la mitad, fueron insuficientes para obligar a los manifestantes a levantar campamento.

Sin embargo, un acuerdo de caballeros, y damas, porque también hay mujeres en la vigilia opositora, permitió al Ministerio del Interior levantar algunas de las barreras para que el tráfico recupere algo de su normalidad.

Ahora, los automovilistas podrán acceder desde las zonas del Museo Egipcio, el edificio de la Liga Arabe y las calles Omar Makram, Mohamed Mahmoud Falak y Talaat Harb, un alivio parcial pues las calles Simón Bolívar, el puente Qasr el Ainy y Sheikh Rihan permanecen cerradas.

Con la reapertura volvieron los sempiternos vendedores de todo lo humano y lo divino que cada día plantan sus establecimientos en los cuales expenden desde té hirviente, hasta banderas egipcias y cintillos con consignas, pasando por aceitunas libias y ropas de dudosa procedencia, en una peculiar mezcla de industria personal y activismo político.

Todo muy a la egipcia.

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