Washington.- El vicepresidente Joseph Biden se reunirá con delegados de la conservadora Asociación Nacional del Rifle (ANR) y organizaciones similares en un intento de la Casa Blanca para perfilar un convenio parcial sobre control de armas.
Biden se entrevistará también este miércoles con familiares y víctimas de las armas de fuego, con federaciones favorables a limitar la venta de estos pertrechos y con expertos de la industria de los videojuegos violentos, conocidos como de primer tirador.
El segundo jefe de la Casa Blanca fue encargado por el presidente Barack Obama para dirigir un panel gubernamental especial que debe encontrar soluciones a la inquietante ola de tiroteos y matanzas colectivas que han afectado a Estados Unidos en años recientes.
A mediados de 2012, el jefe de Estado demócrata bloqueó una enmienda de los republicanos en la Cámara de Representantes que invalidaba una nueva ley sobre control de armas, sancionada por el gobierno federal.
La administración Obama y el Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por siglas en inglés) dictaron una normativa que obliga a comerciantes sureños a emitir reportes minuciosos sobre ventas de rifles semiautomáticos.
Los republicanos, mayoritarios en la cámara baja, se oponen a esa resolución e intentaron incluir una contraorden en el plan de presupuesto de 2013 para el Departamento de Justicia a tenor de la cual la ATF no podía implementar la medida.
En Estados Unidos hemos visto 62 matanzas colectivas por balaceras desde 1982, pasando por la de Columbine High School y el atentado de 2011 contra la congresista Gabrielle Giffords, comentó el medio digital The Spokesman-Review.
Unos cinco millones de armas de fuego son fabricadas cada año en el país con el mayor inventario en manos privadas. La Segunda Enmienda de la Constitución, aprobada en 1789, afirma que todo individuo será amparado por la ley si decide portar un arma.
El gobierno de Obama ya descartó la presentación de una nueva ley radical sobre control de armas pese al impacto social y mediático de recientes incidentes fatales en varias ciudades norteamericanas.
Analistas políticos comentan que el motivo de la inacción es que el Ejecutivo no quiere disgustar a la poderosa ANR, con millones de seguidores de costa a costa y un poderoso lobby de influencia entre votantes, contribuyentes, y en casi todos los canales sociales y mediáticos.
