El mundo cristiano celebra con alegría la Navidad o Natividad de Jesús, el Salvador, el Hijo del Hombre, que dio su vida para liberarnos de las cadenas que nos impiden llevar una vida semejante a la suya por causa del pecado, y para ofrecernos la vida eterna después de nuestra muerte física si experimentamos el arrepentimiento.
Jesús es el ser mas extraordinario nacido entre los hombres. Vino al mundo por obra y gracia del Espíritu Santo para anunciarnos la Buena Nueva que pregona su victoria y su justicia, basada en su misericordia y en el amor: a los padres, a los hermanos, al prójimo, a nuestros enemigos y todo cuanto existe en el cielo y la tierra.
Ha sido en vísperas de la celebración del nacimiento de Emmanuel, acontecimiento divino, que el presidente Danilo Medina Sánchez anuncia, mediante el decreto 678-12, que el 2013 es el “Año del Bicentenario del Natalicio de Juan Pablo Duarte”.
La declaratoria presidencial señala que en honor y conmemoración del Bicentenario del Natalicio de Duarte, el gobierno desarrollará con solemnidad y esplendor el próximo 26 de enero, fecha de su nacimiento, una serie de actos para exaltar la figura y obra del Padre de la Patria.
Asimismo, el decreto resalta que Juan Pablo Duarte fue el iniciador y principal propulsor del proyecto independentista nacional que en 1844 culminó con la proclamación de la República Dominicana; y que durante el transcurso de su trayectoria pública, mantuvo una admirable coherencia en relación con los principios liberales y democráticos que profesó, y que dentro de los grandes libertadores de América, él constituye un paradigma de honestidad y transparencia en el cumplimiento de sus deberes cívicos y patrióticos.
Jesucristo, hijo de María y José, nació en un pesebre rodeado de un amor sin igual que le acompañó durante su paso entre nosotros. Creció, vivió y profesó la humildad y la justicia entre los hombres a quienes les enseñó el amor, la fe y la esperanza, herramientas indispensables en la vida de cada ser humano para llevar una vida semejante a la de El.
Juan Pablo Duarte y Díez, el dominicano más excelso, sublime e ilustre; nació, creció y vivió para forjar la Nación Dominicana. La fe y esperanza en una patria libre, soberana e independiente para los hijos de la parte española de la isla le acompañó durante su paso entre nosotros y que puso de manifiesto en cada una de sus acciones.
Los primeros años de su vida los dedicó a estudiar y prepararse para llevar a cabo sus ideales. Su entrega total a la causa liberadora del pueblo dominicano es el ejemplo mas digno a imitar por todos los nacidos en estas tierras, quienes durante la celebración del Bicentenario de su Natalicio tenemos el reto de exaltarlo y reconocer una y otra vez más su gloriosa obra.
Debemos profesar el ejemplo cada día de Duarte para mantener la salud de la patria añorada, en señal de protección ante quienes atenten contra ella.
Duarte, el forjador de la nación dominicana, nació para liberarnos y salvarnos de la opresión y la humillación. Con su legado perenne, ese ayer arrogante no volverá jamás, porque su espíritu vive en cada uno de los corazones de los nacidos y verdaderos hijos de este pueblo que a cada paso muestra su valentía y su corazón henchido de justicia y de libertad.
El 2013 es el Año del Bicentenario del Natalicio de Juan Pablo Duarte y Díez, y con este reconocimiento, el Presidente Danilo Medina demuestra que es un dominicano noble y digno hijo de esta patria al querer plasmar en cada uno de nosotros los valores e ideales de nuestro patricio, para que así contribuyamos a una mejor dominicanidad.
La celebración de la Natividad de Emmanuel, junto al decreto presidencial que designa al año 2013 como el Año del Bicentenario del Natalicio de nuestro Padre de la Patria Juan Pablo Duarte y Díez, nos da una razón más para celebrar durante estas fiestas.
Por todo lo alto debemos glorificar y alabar a Jesús, el Salvador, el ser en cuyo interior no podía haber más entrega y más amor hacia los hombres.
Por todo lo alto debemos celebrar el anuncio de que el 2013 es el año en que se cumplen 200 años del natalicio del dominicano con ideales más sublimes y enaltecedores, en cuyo corazón no podía haber mas amor hacia su gente, al poner en marcha sus ideales de vernos libres en una patria, en un suelo, en unos símbolos que denominó República Dominicana, y para lo cual, siempre contó y buscó la protección y sabiduría de Jesús.