Michael Schumacher no quiso ser juez del título de este año y se dejó adelantar con facilidad por Sebastian Vettel, a la postre campeón, aunque estuviesen luchando en ese momento por la sexta posición.
Esta acción no sentó demasiado bien al presidente de la Scuderia, Luca di Montezemolo: «Esperaba una última carrera ligeramente distinta por parte de Michael», comentaba contrariado ya que esperaba que hubiese tenido en cuenta la exitosa unión del pasado en ese momento: «Es un piloto con vínculos en Ferrari, gracias a momentos extraordinarios, y con quien nos sentimos muy unidos».
Esta opinión fue secundada por el que fuera su jefe de equipo en Benetton, Flabio Briatore, con quién sumó sus dos primeros títulos. «La forma en la que se comportó en Brasil no fue buena. El único que ayudó a Ferrari fue Webber», finalizaba el italiano refiriéndose a como el australiano le puso las cosas difíciles a su compañero en la salida y no cerró la puerta a Fernando Alonso cuando le adelantó en las primeras vueltas.
