Necesitamos comer para vivir. De otra forma el cuerpo no tendría energía para funcionar. Pero el hambre no es la única razón que nos impulsa a comer: también lo hacemos por aburrimiento, ansiedad, tristeza, soledad, ira, depresión o estrés. Comer bajo el impulso de estos estados de ánimo es lo que se conoce como “comer por emoción” que va creando hábitos negativos de alimentación difíciles de romper. ¿Necesitas ayuda para hacerlo? Aquí te brindamos 6 pasos que te ayudarán en la tarea.
Que tire la primera piedra el que nunca se haya terminado de una sentada un bote de helado (sustituye aquí tu postre favorito) después de un día de trabajo horrible. O quizás tu talón de Aquiles sea esa bolsa de papitas fritas que te devoras entera por puro aburrimiento. O el plato enorme de pasta que te hace sentir mejor cuando estás triste o decepcionada(o). Todos esos son ejemplos de ocasiones en las que no se come por hambre, sino por el estado emocional. Lo peor es que, precisamente durante esos momentos, el autocontrol y la voluntad están en su punto más bajo, por lo que la tendencia es a comer lo que menos nos conviene en cantidades excesivas, dejando al final un enorme sentimiento de culpa.
Se conoce como “comer por emoción” a la práctica de ingerir (o “devorar”) grandes cantidades de comida (por lo general, poco saludable) en respuesta a las emociones en lugar de hacerlo por hambre. Los expertos calculan que un 75% de las veces que las personas comen en exceso se debe a una motivación emocional, a su estado de ánimo.
Si te encuentras en esta situación, necesitas ayuda, así que te proponemos los siguientes pasos:
http://www.vidaysalud.com/daily/dieta-y-nutricion/6-pasos-para-evitar-que-las-emociones-te-hagan-comer-en-exceso/?mqsc=E3389131&utm_source=WhatCountsEmail&utm_medium=vidaysalud%20list+VidaySalud%20Daily%20Newsletter%20-%20Dieta%20y%20Nutrición,%20Ejercicio&utm_campaign=Boletin%20-%20Ejercicio,%20Dieta%20y%20Nutricion%20%28A%29