Camagüey.- Tan pronto Sandy dejó tierra cubana por Cabo Lucrecia, en Holguín, brigadas de la Empresa Eléctrica de esta provincia partieron en ayuda a los damnificados del oriente cubano, en especial hacia Santiago de Cuba, y trabajadores camagüeyanos de otros sectores están prestos para brindar sus solidaridad.
Cuando el huracán categoría “Dos” avanzaba por el sur hacia el cinturón costero del este de la Isla, dos embarcaciones de jóvenes pescadores de República Dominicana que realizaban sus faenas en las proximidades del Canal Viejo de Bahamas, estaban en peligro bajo las amenazas de Sandy, y pidieron auxilio a las autoridades marítimas y de emigración de Nuevitas, al norte de Camagüey.
Allí encontraron refugio, atención alimentaria y médica hasta que, por el mismo derrotero por donde venían los dominicanos, se alejó la terrible perturbación atmosférica.
La mayoría de los 90 tripulantes de los dos barcos de unos 80 pies de eslora son de Puerto de Plata, provincia nortena de República Dominicana.
De allí es Gregorio Martínez Jiménez, pescador submarino, quien padece de diabetes y antes de los 16 días de captura en alta mar se le agotó la insulina.
“Cuando los amigos cubanos nos dieron abrigo me sentía muy mal. Enseguida me suministraron los medicamentos y ya estoy como nuevo gracias a la preocupación de médicos, enfermeras y muchos cubanos se me acercan constantemente para preguntarme por mi salud. No solo yo me siento atendido así, también mis compañeros de ambos barcos.
Otro joven marino, Hipólito Solano, degusta un sabroso café y esperaba su turno para jugar dominó en una de las instalaciones habilitadas en la escuela Ignacio Agramonte de la ciudad portuaria.
“Nos han atendido de maravillas, han sido corteses y complacientes con todos nosotros. Desde que entramos a la Bahía, un lugar seguro para las embarcaciones, recibimos de inmediato los servicios médicos, agua y alimentos y nuestras familias enseguida supieron que estábamos fuera de peligro”.
Joel González Contreras, tripulante de la nave pesquera Ángel Gabriel, llegó a Nuevitas con un forúnculo infectado en el lado izquierdo de la cara.
“Rápidamente me curaron y taparon ese ‘nacío’ y ya me siento mejor. No, en ninguno de los barcos contamos con médico o enfermero.
“Allá en Dominicana teníamos la mejor opinión y admiración por los cubanos, pero ahora que sentimos en carne propia la solidaridad y el cariño de ustedes no tenemos ninguna duda”.
