RIVIERA NAYARIT. – A lo lejos se ve un alcatraz patiazul. De repente son diez, veinte, cien. Imposible contarlos. Tal como su nombre lo dice, tienen las patas azules, como imitando el color del Pacífico que aquí, a 40 kilómetros del aeropuerto de Puerto Vallarta, vira del azul profundo a un cristalino turquesa, esmeralda de a ratos.
Los locales lo llaman también pájaro bobo, algo de lo que no tiene ni una pluma: esta simpática ave elige sólo dos lugares en el mundo para vivir, uno es en las Islas Galápagos; el otro es aquí, en las islas Marietas. De esta conformación de rocas a sólo 20 minutos de la costa y enfrente de Punta de Mita, uno de los poblados más bellos de Riviera Nayarit -300 kilómetros de playas paradisíacas-, surge un verdadero santuario ecológico, como pocos en el mundo.
No sólo se trata de pájaros patiazules, que parecen reinar en las islas. También se puede hacer snorkel y descubrir peces de todos los colores, arrecifes de coral, tortugas marinas y hasta mantarrayas gigantes. De diciembre a marzo se suma el avistamiento de ballenas jorobadas, que llegan a esta zona a alimentar a sus crías.
Los expertos pueden bucear y los aventureros, con o sin experiencia, probar con el stand up paddle board, posible en estas aguas cálidas y tranquilas. Se trata de una técnica de moda que consiste en pararse sobre una tabla longboard -más larga que la de surf, lo que da estabilidad-, hacer equilibrio y remar. Así, desde lo alto, se puede contemplar este escenario único.
Las islas Marietas fueron declaradas Reserva de la Biosfera por la Unesco, y basta descubrirlas para saber que este es uno de los tesoros del mundo y debe preservarse intacto. Por eso, aquí el gobierno mexicano protege el ecosistema marino: está prohibida la pesca y sólo unos pocos operadores pueden realizar las excursiones, que parten desde el pueblo Punta de Mita, o bien desde otro paraíso terrenal que está exactamente enfrente y tiene un nombre casi idéntico, la comunidad residencial privada Punta Mita.
