El poder del voto popular en el Palacio Nacional lo es Danilo Medina; pero el poder detrás del trono es Leonel Fernández, con su oficina política, ubicada en la Casa Nacional del Partido de la Liberación Dominicana en la Zona Universitaria. Allí es donde se decide a puerta cerrada los asuntos medulares del país, sin consultar ni preguntarle a nadie; si le importa o no cómo le afectará lo que allí se decida. Después de todo, ¿cuál es la diferencia?
Uno no puede llegar a otra conclusión luego de escuchar lo dicho por el Presidente del Senado peledeísta, al final de una reunión señaló que “la propuesta de la reforma tributaria será aprobada en el Senado” , tras reiterar su apoyo absoluto al gobierno de Danilo Medina.
Es obvio que el gobierno peledeísta tiene urgencia en aprobar “el paquetazo” para cubrir el hoyo fiscal de más de 187-mil millones de pesos dejado como secuela del dispendio, la corrupción y el uso alegre de los fondos de los contribuyentes en los últimos seis meses y durante seis reformas, en un periodo de ocho años.
Además, de volver a lanzar la inepta cortina de humo del viejo disco rayado del “progreso”, la “estabilidad macroeconómica”, y “la tasa cambiaria estable”. Una dicotomía difícil de tragar. El flamante progreso de la nueva clase política rica que no toma en cuenta las necesidades de otros sectores sociales, afectando con su nuevo “paquetazo morado”, exprimiendo más a la clase media, a los empresarios y los inversionistas.
Según Fernández, él no es responsable de lo ocurrido porque entregó “una economía en desarrollo”, de los bolsillos de sus allegados. ¿Así es como se llama en tiempos globalizados la política de saqueo estatal por parte de un grupo de neo burgueses corporativos, metidos al papel de políticos revolucionarios de agua tibia? Perfecto ejemplo de un dirigente que una vez fue referente nacional y ahora resulta ser su propia antítesis.
Pero, a lo que vinimos. La toma de decisiones de un cuerpo político de manera vertical, centralizada, absolutista y en secreto, por encima de los intereses y las necesidades de todo un pueblo, donde se entremezcla el Estado, el Gobierno y la Nación en una zona oscura, donde se diluye de manera mágica la separación de poderes y los intereses políticos tácticos y estratégicos se anteponen al interés nacional. ¿Para qué está la figura del referéndum o consulta popular? Está durmiendo el sueño de los justos, en un papel llamado Constitución.
Dado el estado de relativismo político, económico y social que satura la República, los “puros” del PLD apuestan a jugar con candela. Sacarles más dinero del bolsillo a los contribuyentes, sin explicar ni por cortesía para qué lo usarán ni decir qué hicieron con los miles de millones de pesos que no aparecen por ninguna auditoría.
Los peledeístas no han aprendido las lecciones de la historia. Asumen que “unidos jamás serán vencidos” y que pueden salirse con la de ellos. Lo hicieron en mayo, y ahora intentan burlarse una vez más del pueblo dominicano. ¿Será el exceso de confianza y el aumento de sus cuentas bancarias off-shores? Abraham Lincoln lo dijo con certeza resumida: no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.
En un estado democrático, los gobernados tienen el derecho de exigir y demandar de los gobernantes la rendición de cuentas de sus gestiones. La República Dominicana es un estado democrático, republicano y representativo. El país no es ni puede ser un teatro de ensayo ideológico-económico para el beneficio de unos claques que invocan la democracia cuando le conviene, y la socavan cuando no le conviene.
Señores del poder, sean peledeístas, reformistas o perredeístas en el Congreso, el Palacio Nacional, la Justicia, y todas las instituciones públicas que se deben al dinero del pueblo: sigan alimentando la indignación popular, la marginalización, la inamovilidad social, el estancamiento ciudadano, el atraso social, el número de los indignados y de los que se quieren ir del país, el número de atracos y robos, el aumento de los pobres y otras calamidades prevenibles, porque al final del camino, cuando la olla de presión nacional diga basta ya… nadie se imagina lo que a ustedes les espera…
