¿Cuáles desafíos enfrentará la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), en el diseño del programa de reforma fiscal ajustada a la realidad de la República Dominicana? Y ¿cuál es la realidad de la economía dominicana? Estas y otras dudas sin respuestas aún surgen entorno a la presencia en el país desde hace casi dos semanas de una misión de esa entidad financiera.
Como al pueblo dominicano no se le ha dicho hasta la fecha cuál es la realidad de la herencia que la administración anterior entregó al presidente Danilo Medina, es lógico suponer que haya desconcierto entre algunos economistas especializados y hasta cierta confusión y preocupación entre los contribuyentes por la falta de datos deliberados sobre el tema.
Por ello resulta esencial plantear algunas preguntas medulares a los técnicos del FMI para deducir si hay alguna respuesta, hasta qué punto está enferma, adolorida o de parto la economía dominicana y sobre todo cuánto le costará al pueblo dominicano pagar con sangre las veleidades de doce años de un gobierno patrimonial que usufructuó a voluntad y, sin frenos, el dinero de los contribuyentes.
Primero: ¿cuáles son las condiciones que impondrá el FMI y si aceptará el presidente Medina? ¿Cuáles serán las reformas laborales, de mercado, estructurales y energéticas? y de ellas ¿las necesarias y las más profundas aplicadas a una economía superficial, sin movilidad social, caracterizada por el clientelismo y el despilfarro que aplica la ley del embudo: los millones arribas y las migajas abajo?
Muchos gobiernos han reclamado que las condiciones del FMI no se adaptan a las circunstancias de cada país, y las restricciones políticas con frecuencia se enfocan en plazos irreales. Y ponen de ejemplo, los casos de Grecia, España, Irlanda y Portugal.
Además, alegan que las condiciones reducen la capacidad de los gobiernos locales y de un país para ser efectivamente dueño de su propio programa económico. Cabe recordar que en sólo una década y en Europa se revisó y analizó las condiciones sujetas a 159 programas, hasta septiembre del 2011. No todos funcionaron.
Segundo: ¿Cuál será el monto del préstamo? ¿Los términos de pagos y los desafíos políticos y sacrificios diarios que puedan conllevar? ¿Y hasta qué punto será el FMI imparcial en el proceso de ajuste de la economía dominicana, de acuerdo a la realidad que ya ellos vislumbran, pero que ocultan y que desconoce el pueblo?
Y tercero: En esta nueva revisión del FMI en República Dominicana, ¿qué hallaron ellos luego del incumplimiento del gobierno anterior del mismo partido en la quinta y última revisión? ¿Acaso sus nuevas condiciones estarán atadas a programas recientes, o serán continuación de los anteriores? Como dice el pueblo, más de lo mismo.
El gobierno de Danilo Medina debe definir con mucha claridad con los negociadores del FMI cuáles son los objetivos macroeconómicos, ajustado a las necesidades del país y estar plenamente consciente del impacto de los programas en los sectores ciudadanos más vulnerables, cubriendo no sólo reformas de política fiscal y monetaria, pero también reformas judiciales o políticas de competencia.
Todo ello resulta esencial en un momento en que la economía dominicana parece abocada a un precipicio potencial, cuando reina el pesimismo y, paradójicamente se dan las condiciones ideales para hacer lo que nunca se ha hecho: llevar ante los tribunales a los responsables del aparente debacle financiero de la nación.