Nuevo gobierno dominicano, luces y sombras entre disímiles retos

La llegada al poder el próximo 16 de agosto del presidente electo dominicano, Danilo Medina, trae esperanzas para diversos sectores, mientras que otros consideran que será copia de la administración de los últimos ocho años.
 
El encarecimiento de la vida, los antiguos problemas energéticos y educacionales, la inseguridad y la violencia en las calles, la desigualdad y las relaciones con Haití clasifican entre los principales focos rojos que tendrá el futuro gobierno.
 
A ellos se suma el rechazo a compañías mineras trasnacionales como la Barrick Gold y la Falconbrigde, acusadas por pobladores de contaminar el medio ambiente y destruir el entorno natural, rico en especies de flora y fauna.
 
Aunque la economía dominicana representa la más grande del Caribe insular, según la Cepal, con un 4,5 por ciento de crecimiento en 2011, la situación no es tan halagüeña en este frente como parece.
 
Por ejemplo, el día de la toma de posesión de Medina el déficit fiscal estará en 78 mil 270 millones 300 mil pesos, unos dos mil millones de dólares, estimó el economista Iván Rodríguez, quien se refirió a la situación como algo nunca visto en la historia del país.
 
Según el experto fiscal y exconsultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ese indicador cerrará el actual año en unos tres mil 21 millones de dólares.
 
Sin embargo, Rodríguez no descartó el conjunto de acciones que deberá tomar la nueva administración para enfrentar el problema, calificado como un gran reto.
 
En contraste con la resistencia a la crisis mundial y el ascenso económico de los últimos años, República Dominicana tiene marcadas diferencias sociales y la pobreza cerró 2011 con un 39 por ciento, teniendo en cuenta la más reciente y profunda medición.
 
Por otra parte, los prejuicios existentes hacia la población haitiana, acentuados por las inmigraciones, la expansión de la epidemia de cólera y los conflictos fronterizos, rondarán de manera constante a Medina y su equipo de trabajo.
 
Actualmente, el diferendo entre los dos países vive nuevos episodios a raíz de las declaraciones de una funcionaria del PNUD a favor de Haití.
 
A juicio de la representante de dicho organismo internacional, Valerie Julliand, debe otorgarse una amnistía a los inmigrantes haitianos, cuya cantidad, según diversas cifras, sobrepasa el millón.
 
Ese criterio recibió el rechazo de diferentes autoridades dominicanas. Entre ellas estuvo la opinión del director de Migración, José Ricardo Taveras, quien se refirió al tema como sin fundamento, ni asidero legal.
 
Para Taveras, el planteamiento no merece una discusión, mientras que otros funcionarios lo calificaron como injerencia en los asuntos internos del país.
 
En este contexto, el historiador haitiano Paul Joseph Batiste sugirió instaurar el libre paso en la frontera entre los dos países, idea que representa para el vicepresidente dominicano, Rafael Alburquerque, un atentado contra la soberanía dominicana, pues en el territorio nacional los haitianos trabajan principalmente de manera informal en labores agrícolas, de la construcción y los servicios.
 
Después de una visita a Colombia y Brasil, donde se reunió con sus respectivos presidentes, Manuel Santos y Dilma Rouseff, Medina anunció que tiene una serie de ideas y proyectos beneficiosos para la nación.
 
Los acuerdos de cooperación se conocerán cuando el político tome las riendas del país, donde cada vez más exigen que se destine el cuatro por ciento del Producto Interno Bruto a la educación, como estipula la ley.
 
El primero de agosto, Medina manifestó que cumplirá con el programa de gobierno propuesto en la campaña electoral, pero sin el ritmo previsto: “Pienso cumplir con cada una de las propuestas hechas, tal vez no pueda hacerlo con la celeridad que aspiraba pues las condiciones van marcando el paso de las acciones”, comentó.
 
También recordó que la Estrategia Nacional de Desarrollo establece la concertación de tres pactos a nivel de país: uno por la educación, otro eléctrico y el último fiscal: “Mientras esas iniciativas son aprobadas, vamos a hacer una serie de propuestas al país en las cuales trabajaremos a partir de la toma de posesión”, puntualizó.
 
En opinión de la socióloga Rosario Espinal, el presidente electo está emplazado a hacer una buena administración del Estado, porque de lo contrario el país sufrirá una seria crisis: “O Medina hace una buena presidencia, o la situación se le va a desplomar”, advirtió la experta en un programa de televisión antes de comentar que existe la demanda  de un liderazgo con inteligencia política.
 
El presidente de la Asociación de Empresas Industriales de Herrera, Wadi Cano, sostuvo que ese sector espera del nuevo gobierno un mejor empleo de los recursos del Estado y consideró que la futura administración debe reducir el gasto público y revisar las leyes impositivas.
 
Por su parte, senadores del PLD abogaron porque la gestión de Danilo Medina sea ética, moral, transparente y esté alejada de cualquier acto de corrupción.
 
Por su parte, varios integrantes del Movimiento Independencia, Unidad y Cambio se muestran escépticos con las proyecciones del próximo gobierno y aseguran que esa organización política agotó sus propuestas: “El pueblo dominicano padecerá otros cuatro años y en ese tiempo es imprescindible que tome conciencia de la necesidad de que debe ser conducido por una fuerza alternativa, nueva, vigorosa y opuesta a los partidos tradicionales”, subrayaron.

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