Nadie duda de la actitud no tan democrática, como se maneja el gobierno del Estado de Siria, pero tampoco es aceptable la estrategia de los países hegemónicos sobre esta nación. Ese pueblo debe decidir su destino, no puede ocurrir igual que en Libia; así como en otras naciones, en las cuales, desde fuera le impusieron gobernantes títeres.
Los países occidentales, junto a sus aliados árabes, están en acción conjunta y violadora de las más elementales normas de la Carta de la ONU del año 1945, siguen en su afán mediático por demostrar que en Siria se desarrolla una masacre por parte del gobierno, pero ocurre, que desde esas potencias se preparan mercenarios que están enfrentando a los gobernantes sirios. No dicen que el gobierno sirio está respondiendo a una agresión exterior con ayuda de traidores. Los ejemplos o evidencias sobre la intervención de las potencias imperiales en Siria son diversos, tales agresiones a la soberanía territorial y nacional de ese país, solo han sido detenidas por la decisión firme del régimen de no permitir la repetición de las recientes acciones contra Libia, Afganistán, Irak y otros, en donde los destinos o formas de gobiernos han sido impuestas por el poder de las armas y la complicidad de nativos.
En Siria estamos en presencia de una estrategia parecida a la ejecutada en Libia, allí aparece un supuesto Ejercito Libre Sirio, mismo que está ejecutando acciones contra el gobierno de ese país. Los propios “mediadores” han insistido en la necesidad de detener la escala de violencia, se reportan la muerte de decenas de miembros del ejército regular. No se trata de acciones con participación popular como pudo ocurrir en Egipto y otras naciones, en Siria de lo que se trata es del enfrentamiento entre individuos patrocinados desde el exterior, bajo órdenes encubiertas de la OTAN y sus mentores y las tropas del Ejército Sirio.
Para algunos podría hablarse de guerra civil, pero no lo es, pues en ese tipo de confrontaciones, casi siempre se observa una división casi por la mitad o con grandes masas populares respaldando a uno u otro flanco de la guerra, allí, las confrontaciones son esporádicas, con algunas evidencias de guerra de movimiento, esto por el carácter irregular de los mercenarios que sirven a los intereses extranjeros.
La situación en Siria demuestra el afán de las potencias occidentales por seguir manejando una estrategia de dominación global o de nuevo reparto del globo terráqueo, la actitud de Rusia y China ha detenido un poco la intervención total en Siria, pero estos dos países, solo piensan en sus intereses económicos y geopolíticos, es decir, que la humanidad no puede esperar de ellos ninguna acción a favor de la soberanía del Pueblo y Estado Sirio; solo la resistencia en gran escala de los sirios , acompañada de la solidaridad mundial puede detener esta nueva agresión a una nación que ha luchado por mantener su independencia y que son los sirios los que deben establecer su forma de gobierno.
Ocurre que la crisis en Siria tiende a ser manipulado, tanto por los israelíes, así como por las potencias occidentales que quieren destruir el régimen iraní y con el cual al igual que con Siria han querido imponer su dominio, pero le han resultado huesos duros. En el caso sirio, el gobierno ha logrado mantener en gran medida la disciplina de su ejército, no obstante los ataques contra objetivos importantes, como la muerte del jefe de defensa y otros altos funcionarios de su seguridad, en el caso de Irán no han valido las maniobras para evidenciar una supuesta posesión de armas de destrucción masiva.
Tanto la muerte reciente de los funcionarios de la seguridad siria, los intentos de tomar medios de comunicación, y los ataques en las ciudades de Alepo, Homs, la participación activa del gobierno de Turquía y otras, no son hechos sencillos, ellos demuestran los niveles de influencia de las potencias occidentales en la acción de derrocamiento del régimen y el establecimiento de un gobierno títere o al servicio de los intereses imperiales, todo con el fin único de la búsqueda de riquezas y mercados. Esas acciones han sido puestas en prácticas por los que se creen dueños del mundo y lo hacen en un momento en que su sistema neoliberal luce palideciente o afectado de una enfermedad terminal, basta observar las crisis norteamericana y europea, pero ellos creen, que con el logro del petróleo de las zonas en conflictos podrán salir de su atolladero económico y social.
Todo lo que observamos en Siria, así como las amenazas contra Irán y otros pueblos, son evidencias de que estamos ante un mundo en situación de anarquía, parecido a la lucha en el mar. Las normas establecidas después de la Segunda Guerra Mundial han quedado en estado de desuso, los señores de la guerra consideran que no tienen contrapartida y que en consecuencia con eso, deben hacer lo que mejor convenga a sus intereses, la gran interrogante es, cómo detener esos niveles de arrogancia y agresión mundial, la respuesta correcta a nuestro modo de ver las cosas es, que solo acciones coordinadas de los pueblos en lucha podrán parar tales agresiones y humillaciones. En lo que respecta a Siria confiamos en su carácter de pueblo que ha sabido mantener su independencia frente al azote de las insaciables potencias occidentales y que su ejército y pueblo podrán contener la agresión externa.
El autor es abogado y catedrático universitario
