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Kitsch, bolera y glamour en la mayor mansión estadounidense

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Miami (EEUU).- Entre lo kitsch y el glamour sin complejos, se levanta en Orlando (centro de Florida), la que se cree que será la mayor mansión estadounidense, una construcción que ocupa más de 8.300 metros cuadrados y que cuenta hasta con bolera y pista de patinaje.

El pastiche resultante, con fachada de traza versallesca, es propiedad del empresario y multimillonario David Siegel, de 77 años, quien planea mudarse a la casa con su esposa, Jackie, de 46 años y exmodelo, y sus siete hijos tan pronto como termine la construcción, ya en la fase final.

La mansión «Versailles» está situada en la urbanización The Reserve at Lake Butler Sound, en Windermere, cerca de Orlando, una comunidad de vecinos compuesta de residencias de unos 900 metros cuadrados, casi las dimensiones de lo que podría ser la vivienda del servicio y mucamas del millonario.

Esta construcción de dudoso gusto francés e interior manierista ha llamado de tal manera la atención que hasta ha sido motivo del programa de televisión «La reina de Versalles», en el que se siguen las andanzas del matrimonio y cómo éste afronta diversas situaciones generadas por las obras.

Los Siegel supervisan ahora la última fase de construcción de la mansión, terminada en un 60 por ciento, que albergará cuando esté acabada, además de un pista de patinaje y una bolera, una bodega de dos plantas para almacenar unas 20.000 botellas.

«Nuestra casa es como un centro de convenciones comparada con otras viviendas de la zona», explicaba esta semana el magnate estadounidense a la cadena ABC News, que apunta que será la mayor mansión del país.

No obstante, expresa también su descontento por el resultado del programa de televisión, donde se incluyen unas escenas que «están totalmente manipuladas», por lo que ha demandado a la directora de la cinta, Lauren Greenfield.

El magnate se vio obligado a paralizar la construcción de la mansión en 2009, como consecuencia de la recesión económica que afectó a su compañía, Westgate Resorts.

Esta empresa, especializada en la gestión de inmuebles vacacionales, llegó a ser la mayor compañía privada del mundo dedicada al turismo de tiempo compartido, un modelo de negocio por el que se comparte el derecho a utilizar una propiedad.

Una vez que finalice la construcción de «Versailles», la familia planea mudarse a ella, a no ser que aparezca algún caprichoso multimillonario que adore el atrevimiento kitsch de su fachada e interiores, que mezcla antigüedades y elementos modernos, con millonarias puertas de caoba.

La monumental imitación palaciega cuenta además con spa, tres piscinas, una de ellas de dimensiones olímpicas y otra de agua salada, once cocinas, veintitrés cuartos de baño y garaje para una veintena de vehículos, todo un récord para una residencia privada que podría alcanzar un precio de unos cien millones de dólares (81,4 millones de euros).

Este complejo, que por el momento está en venta sin acabar por 75 millones de dólares (61 millones de euros), también cuenta con un almacén de barcos, dos salas de proyección de cine, un campo de béisbol, dos pistas de tenis y unos jardines estilo versallesco.

En el programa «La Reina del Versalles», Greenfield relata las andanzas durante dos años de los Siegel, circunstancia que aprovecha para retratar con tintes caricaturescos a la pareja de nuevos ricos.

Pero Siegel se queja de que la cinta es «difamatoria, despectiva y perjudicial» por retratar «falsamente» que su compañía no paga sus facturas y hacer que parezca al «borde de la bancarrota».

Epicentro de la mansión es el denominado Grand Hall, todavía en construcción: un salón versallesco de 36 metros de largo al que se accede por dos escaleras palatinas, acabado con una enorme cúpula acristalada en el techo e iluminado, en un futuro, con una gigantesca lámpara de araña. EFE

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