El presidente electo Danilo Medina ha establecido que uno de los elementos fundamentales de su accionar para enfrentar los problemas de la nación será la concertación de tres pactos: un pacto eléctrico, un pacto por la educación y un pacto fiscal. Danilo ha sido claro en plantear que ni un hombre ni un partido solo, pueden afrontar con eficacia los retos de la realidad nacional, que es necesario sumar esfuerzos y voluntades de todos los sectores nacionales para que se pueden encaminar las reales y verdaderas soluciones que amerita la problemática del país. En ese orden, muchos sectores han expresado algún nivel de preocupación por las implicaciones que pudiera tener un pacto fiscal pues se piensa que podría ser un nuevo paquete impositivo para simplemente solucionar las necesidades de ingresos del nuevo gobierno. Y eso no es así. Danilo siempre ha dicho que quiere sentar en una mesa de concertación a todos los sectores productivos, empresariales, sindicales y sociales para, juntos, definir las líneas principales de ese pacto fiscal e implementar una reforma fiscal integral. Danilo tiene una gran cantidad de planes y proyectos sociales que buscan enfrentar de manera directa la pobreza y para eso es muy cierto que se necesita un estado y un gobierno que reciba muchos ingresos. Pero Danilo también ha planteado que esa nueva reforma fiscal integral debe empezar valorando el nivel de gasto del gobierno, evaluarlo con objetividad y con transparencia para disciplinarlo teniendo un control social efectivo. De acuerdo a datos del Banco Central el nivel del gasto público es 15.8% del PIB, un nivel bajo en relacion con la media de latinoamérica que es de 21.2%. Y es cierto que el gasto debe ser mejorado y cualificado, pero no menos cierto es que el actual nivel de ingresos del gobierno es muy bajo. Una sociedad que quiera avanzar necesita un gobierno fuerte con un ingresos amplios. Los ingresos totales del gobierno alcanzan el 13.2% del PIB y si tomamos en consideración que para el año próximo el gobierno de Danilo destinará el 4% de ese monto para la educación y se tiene que pagar el 2.5% por los intereses y capital de la deuda, nos presentamos ante la dura realidad de que, con sólo el 6.7% de los ingresos en relacion con el PIB, se tiene que trabajar en todas las otras áreas del gobierno. Ante eso es que urge la adopción de un pacto fiscal que vaya en la orientación de hacer que el gobierno pueda mejorar la calidad del gasto pero pueda también incrementar sus ingresos, sin que ello afecte a los sectores productivos ni cree impuestos que lesionen a las grandes mayorías de la nación. Ese pacto fiscal debe evaluar con objetividad las áreas donde el gobierno reduzca sus gastos innecesarios y superfluos, pero debe también evaluar con objetividad y sin prejuicios la eliminación de una serie de distorsiones fiscales, suprimir algunas exenciones fiscales que ya no se corresponden con la realidad económica, bajas tasas impositivas y ampliar las bases de algunos aspectos y seguir trabajando para bajar los niveles de evasión y para incluir en el pago fiscal a una serie de sectores y actores,que por diversas razones, exigen servicios y atenciones del gobierno sin aportar su cuota social correspondiente.
