Díaz Morfa: un militar ejemplar

En pocas ocasiones este multimedios DominicanosHoy dedica un artículo a alguna persona en particular; pero, en esta oportunidad considera pertinente reconocer la trayectoria y lealtad a las Fuerzas Armadas de la República Dominicana del mayor general Carlos Luciano Díaz Morfa, quien en la actualidad se desempeña como jefe de seguridad del excandidato presidencial Hipólito Mejía.
 
Se recuerda que el 20 de julio del 2007, el presidente Leonel Fernández felicitó a Díaz Morfa y un grupo de altos oficiales por sus más de 20, 25 y 30 años de servicio ininterrumpido en sus respectivas instituciones.
 
Breve reseña del mayor general Carlos Luciano Díaz Morfa y algunos aspectos a considerar:
 
Caballeroso profesional de las armas, hijo de un general del Ejército que se caracterizó por su disciplina, honestidad y lealtad a sus superiores, ingresó como cadete al Ejército Nacional, graduándose con las mejores notas de su promoción.
 
Ha realizado todos los cursos de especialización, tanto en el país como en el extranjero, incluyendo Estado Mayor en el Fuerte Benning, Georgia EEUU, donde participó como instructor invitado por varios años, llevándose todos los elogios por su capacidad, disciplina y profesionalidad.
 
Fue Jefe del Cuerpo de Ayudantes Militares del Presidente de la República y Jefe de Estado Mayor del Ejército Nacional.
 
Es un militar sumamente eficiente, responsable, conciliador, amigo sincero y consagrado al trabajo, rasgos que le han hecho ganarse el respeto de sus superiores, homólogos en grado y de los subalternos.
 
A pesar del poder que ostentó, nunca lo usó para atropellar o cometer actos dolosos. Esas cualidades son reconocidas por la generalidad de la oficialidad, no importa el partido que gobierne.
 
Por circunstancias de la vida, le han tocado responsabilidades no típicas de un militar, por ser el hombre de confianza de un ex Presidente de la República (Hipólito Mejía, con un perfil muy peculiar y que ve en el general Díaz Morfa un indispensable asesor, leal, trabajador, siempre dispuesto a servir a su jefe, sacrificando ese talento que sobresale sobre los demás, y que tanto hace falta para la gran batalla de la profesionalización de las Fuerzas Armadas.
 
Es lamentable que nuestros cuerpos armados no cuenten con muchos oficiales de la calidad del mayor general Díaz Morfa: ajeno al chisme, intriga y a los dobles poses. Siempre dispuesto a servir y en medio del ambiente político partidista en que se desenvuelve, no porque él lo eligió, por sus funciones de seguridad, coordinación y asesoría, ha tratado, aunque a veces la mezquindad quiere confundir ese concepto, de maniobrar y cumplir con su deber, sin violar el precepto constitucional apolítico del militar, en el heterodoxo universo de personas y situaciones propias del parnaso político de esta media isla caribeña, en espera del anhelado desarrollo económico, social y político.
 
En este período post electoral, algunos altos oficiales, para ganar méritos con acciones desfasadas, entre los que destacamos muchos que el general Díaz Morfa favoreció y protegió, han tratado de denostarlo y descalificarlo, con alegados actos político partidistas que se le atribuyen, dada su cercanía y porque no decirlo, el afecto que le profesa a Hipólito Mejía, con el  propósito soterrado de ganar créditos sobre actos violatorios a las leyes, que sabemos no son propios de un militar de su trayectoria, con argumentos falaces propios de una dictadura, donde el simple hecho de saludar a un amigo, o emitir un comentario positivo sobre su persona, si es o sirve al partido contrario, constituye la base de una trama vulgar urdida por los mediocres de siempre que busca descalificar a oficiales profesionales y de valía.
 
Esperamos que los militares dominicanos, en un futuro cercano, se actualicen con los nuevos tiempos, dejando atrás el viejo paradigma Trujillista-Balaguerista, donde la lealtad ciega a un hombre, el servilismo, la doble moral, inclinaciones partidistas y la corrupción, impiden que la sociedad los vea como sus protectores contra las fuerzas del mal y motores del desarrollo nacional, servidores del Estado y no de gobiernos: Símbolos de la identidad nacional.

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