Las influyentes potencias del G20 cierran este martes la séptima cumbre de su historia con un mandato clave para sus socios europeos, a los que instan a hacer todo lo necesario para acabar con la crisis soberana, que amenaza al resto del mundo.
El lenguaje de la declaración final de la cumbre, según el borrador al que ha tenido acceso Efe, da su apoyo a las reformas que quiere poner en marcha la Unión Europea (UE), como la unión bancaria, pero no deja lugar a dudas con otra tarea titánica que le impone.
En el comunicado se citan dos medidas concretas que deben abordar los europeos, mejorar el funcionamiento de los mercados financieros y romper el círculo vicioso entre la banca y la deuda soberana de los países.
España es un ejemplo de este último problema, con un sector bancario con fuertes necesidades de capital y saneamientos, lo que supone un grave problema para el Estado, que debe rescatar varias entidades, y por tanto también para la cotización del bono español.
El lunes, el rendimiento de estos títulos marcó un nuevo máximo de la era del euro por encima del 7%, fuera del rango que los analistas consideran razonable, mientras que la prima llegó a marcar los 585 puntos. Europa ha acordado la concesión de una línea de crédito de hasta 100.000 millones para recapitalizar la banca, que aun no ha sido solicitada formalmente por España, pero la preocupación permanece.