El escritor William Shakespeare o la actriz Ingrid Bergman son algunos nombres ilustres que pasaron a mejor vida el día en que cumplían años. «Los cumpleaños terminan en la muerte con más frecuencia de lo que sería de esperar. Y este riesgo se incrementa aún más con la edad», pronostica Vladeta Ajdacic-Gross, doctor de la Universidad de Zúrich. Investigadores suizos han estudiado las muertes de más de dos millones de casos.
La probabilidad para morir es de un 14 por ciento más que los otros 364 días del año. Las personas mayores de 60 años tienen un índice de mortalidad que aumenta a un 18 por ciento. Los infartos durante el aniversario aumentan en un 18,6 por ciento, tanto en mujeres como en hombres. Aumenta cerca de un 28,5 por ciento el riesgo de muerte por accidente –fuera de la carretera- y se incrementa en un 44 por ciento el riesgo de muerte tras una caída.
Pero al margen de los datos estadísticos, se ha profundizado en la lectura de estas cifras, concluyendo en que «de grandes cenas, están las tumbas llenas», como reza el refranero español. «Comer demasiado el día del cumpleaños aumenta el riesgo de muerte. Otros argumentan que esta fecha es sólo una especie de placebo, el hombre se obligó a trabajar hasta el día de su cumpleaños. Entonces dices, “bueno, lo conseguí y ahora llegados hasta este punto, me voy de aquí”», afirma el psicólogo Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire.
Los investigadores aventuran que el estrés o la depresión el día del cumpleaños se agravan, en ocasiones… de forma mortal.
Un día no tan feliz
La estadística ha profundizado en la fecha en la que en teoría deben llegar todo tipo de regalos y parabienes. Según el estudio, el riesgo de suicidarse tamaño día es un 34,9 por ciento mayor que otros días.
«La mayoría de los suicidios suceden en cumpleaños, aunque sólo entre los hombres. Los autores sugieren que el aumento podría estar relacionado con que se ingiere más alcohol durante la celebración», asegura el doctor Lewis Halsey, catedrático de fisiología ambiental en la Universidad de Roehampton. «Quizás los hombres son más propensos a dar muestras de infelicidad cuando creen que la gente va a estar más pendiente de ellos», apunta el investigador.
