Son muchas las incertidumbres que se han generado en la población dominicana en los más de cuatrocientos kilómetros cuadrados que posee el territorio nacional ante las amenazas que representa cada año la temporada ciclónica.
Los desbordamientos, inundaciones, derrumbes y víctimas, así como las pérdidas en la producción nacional, las cuales se han originado en las últimas seis décadas durante el pasado siglo y el actual, debe llamar a la atención y la reflexión de las autoridades, de igual manera a la ciudadanía sobre tales hechos.
Según estadísticas suministradas por la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), el 60 % del territorio de República Dominicana es vulnerable a las inundaciones y de ese porcentaje, entre el 60 y el 70 % está también en situación de riesgo ante posibles deslizamientos de tierra.
Entre las zonas de mayor inseguridad está la región del Bajo Yuna, que abarca parte de las provincias de María Trinidad Sánchez, Duarte, Salcedo, Sánchez Ramírez y Monseñor Nouel, situadas en el centro y el norte del país.
La CNE afirma que toda esa zona es la más sensible a inundaciones por lluvias prolongadas; pero, también incluye entre los lugares más expuestos a San Pedro de Macorís (este), Monte Cristi (noroeste) y San Cristóbal (al oeste de Santo Domingo).
Mientras que Santiago está calificada «en vulnerabilidad urbana», debido a los desbordamientos que registran habitualmente a causa de la acumulación de plásticos que obstruyen los filtrantes y desagües naturales.
La temporada ciclónica 2012, encuentra a la ciudadanía con múltiples interrogantes, ya que las vaguadas y algunas precipitaciones que se formaron en los primeros cinco meses del año causaron estragos en diferentes localidades.
Las más afectadas
Entre las comunidades más afectadas en lo que va de año se pueden enumerar: Sosua, en Puerto Plata, Santo Domingo, Santiago, La Vega, Monseñor Nouel, Sánchez Ramírez, La Romana, El Seibo, San Pedro de Macorís y Hato Mayor. Durante el paso de los fenómenos fueron desplazadas 7,116 personas y más de tres mil casas resultaron afectadas por las inundaciones.
Hoy en día, unas 250.000 personas, pertenecientes a las comunidades: La Zurza, La Ciénaga, La Barquita, en el Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo, están a la espera e instrucciones de las autoridades, debido al peligro que representa la crecida del Ozama e Isabela.
También las localidades La Tormenta, en Bayaguana, de Monte Plata y el Bajo Yuna, en provincia Duarte no poseen las orientaciones ni los medios para abandonar las zonas en caso de que una de las 16 tormentas pronosticadas para esta temporada les impactara.
Huracanes y tormentas
A partir del 1502, República Dominicana registró el primer huracán, el cual destruyó La Villa de Santo Domingo, como se conocía luego de la colonización de la isla, ubicada en la margen oriental del río Ozama. Pero, desde esa fecha La Hispaniola ha sido afectada por intensos fenómenos atmosféricos que han dejado catástrofes y muertes en gran escala.
Huracanes como San Zenón, Beulah, David, Gilbert, Emily, entre otros, así como las tormentas Frederick, Noel y Olga no son de grata recordación para la población dominicana y Haití, por los altos niveles de destrucción durante sus pasos por la isla.
Los ciclones San Zenón y David, ambos de categoría cuatro (4), son inolvidables, debido a los daños causados.
En el caso de San Zenón, ocurrido el 3 de septiembre 1930, el ojo del fenómeno se movió sobre en la ciudad de Santo Domingo causando miles de muertes, así como la devastación de la agricultura, ganadería y viviendas.
De igual forma, David, el 31 de agosto del 1979, produjo grandes daños en el centro sur del país con desbordamientos de ríos a nivel nacional y un promedio de más de 2,000 víctimas según los antecedentes.
Asimismo, la tormenta tropical Frederick, la cual tocó suelo dominicano a los seis días de la salida de David con grandes precipitaciones, ocasionó serias crecidas en las provincias de la región sur central del país.
George fue el último ciclón, con una magnitud tres (3), en la escala Saffir-Simpson, que transitó por el país el 22 de septiembre 1998. Los datos indican que pasó sobre la isla Saona en las primeras horas de la mañana para moverse hacia el Oeste y atravesar la nación.
El fenómeno colapsó miles de viviendas en la zona este y ocasionó fuertes precipitaciones en la Cordillera Central que trajo consigo el desbordamiento de la presa de Sabaneta, lo que causó la muerte a un número indeterminado de personas a lo largo de los cauces de los ríos San Juan y Yaque del Sur. El resto de los fenómenos han sido simples en forma de tormenta tropical, pero con daños significativos.
En los 12 primero años del siglo XXI, los dominicanos y dominicanas, al igual que la hermana nación de Haití no han escapado a la furia de la naturaleza, ya que intensas tempestades han originado cuantiosas pérdidas materiales y humanas.
Entre los fenómenos más agresivos se encuentran: las tormentas tropicales Noel y Olga, las cuales entre los meses de octubre y diciembre del 2007, dejaron tras sí desastres incalculables y muchas muertes.
Según datos consultados, la tormenta Noel entró a la isla sobre la península de Barahona y la provincia de Pedernales. Sus bandas de precipitaciones descargaron importantes cantidades de lluvias que generaron crecidas severas.
Mientras que Olga ingresó por el Canal de la Mona directamente a la jurisdicción La Altagracia y debido a sus precipitaciones hubo deslizamientos de tierra, en tanto que fue necesaria una operación de emergencia de la Presa de Tavera, la cual ocasionó desastres en la zona del Cibao.
Para nuestro multimedios DominicanosHoy es preocupante la falta de información respecto a las ubicaciones de las unidades de rescates, así como los lugares que pueden servir de refugios en caso de que una tormenta o huracán llegara a tocar la geografía nacional.
Desde nuestro medio informativo nos ponemos a disposición de las autoridades competentes para ser portadores y facilitadores de la población, en aras de evitar situaciones lamentables durante la recién iniciada temporada ciclónica 2012.
