El Gobierno sirio expulsó este miércoles a la encargada de negocios de la Embajada holandesa, a la que ha dado un plazo de 72 horas para abandonar el país, informó la agencia de noticias oficial siria, Sana, en un escueto comunicado.
La medida se produce después de que varios países de la UE, EE.UU., Canadá y Australia, entre otros, expulsaran este martes a los diplomáticos sirios en respuesta a la matanza de más de un centenar de personas el viernes pasado en la ciudad de Hula (centro).
Holanda declaró este martes «persona no grata» al embajador sirio, al no poder expulsarlo porque reside en Bruselas, desde donde representa a su país en Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos.
Las medidas de presión de la comunidad internacional han estado marcadas en los últimos meses por el cierre de las embajadas y la salida del personal diplomático de distintos países en Damasco, así como por las sanciones económicas aprobadas por Estados Unidos, la Unión Europea y la Liga Árabe contra el régimen de Bachar al Asad.
Los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU autorizaron por unanimidad el pasado 21 de abril el envío de 300 observadores a Siria para supervisar el cumplimiento del plan de paz del enviado especial Kofi Annan, que estipula un alto el fuego que ha sido violado por las partes.
Mientras tanto, Annan, que continúa con sus esfuerzos para solucionar la crisis de forma pacífica, se entrevistó ayer en la capital siria con Al Asad, a quien le exigió que tome medidas «audaces» urgentes, si bien el mandatario insistió en culpar de la crisis a supuestos grupos «terroristas».
A pesar del compromiso que las partes enfrentadas mostraron por el plan de paz de Annan y la presencia en el terreno de los «cascos azules», la violencia continúa en Siria y se ha cobrado la vida de más de 10.000 personas desde que estallara en marzo de 2011, según cifras de la ONU.
