Los partidos políticos volvieron a ser protagonistas de un acto trascendental en la vida de las dominicanas y dominicanos, cuando se comprometieron a propiciar el respeto, evitar la violencia y elevar el nivel del discurso en lo que queda de la actual campaña electoral.
Lo ideal es que los aspirantes a la Presidencia de la República atesoren lo acordado y en la contienda no se obstaculicen las actividades proselitistas de sus oponentes; no se destruya la publicidad de otras organizaciones políticas; se mantenga un discurso no agresivo y con propuestas concretas y no se adelanten a declararse vencedores y evitar que lo propio hagan sus simpatizantes, antes de que se pronuncie la Junta Central Electoral (JCE).
Además, que los firmantes presenten quejas y recomendaciones serias sobre el proceso electoral por ante las instancias que corresponden, independientemente de que se haga uso del libre derecho de expresión e información.
Aunque no hay tiempo para que rija el actual proceso, lo recomendable sería que impulsen la aprobación de la Ley de Partidos propuesta por la JCE, así como el proyecto de estatuto orgánico, donde participe la Organización de Estados Americanos (OEA).
El acto no debe quedarse en una simple firma entre políticos y la iglesia católica, sino respetarse en toda su magnitud para así evitar pérdidas de vidas humanas durante algún choque en las actividades proselitistas, porque los cabezas de partidos y los propios religiosos seguirán haciendo su vida normalmente tras finalizar las elecciones del próximo 20 de mayo.
