El Cairo.- Las disputas por el monopolio islamista en la Asamblea Constituyente (AC), enrarecieron este viernes el ambiente político de Egipto, con una encarnizada lucha de poderes, el distanciamiento de las jerarquías religiosas y fisuras en el liderazgo social.
Círculos periodísticos atribuyeron a problemas de liderazgo y escaso poder de convocatoria de organizaciones populares la cancelación este viernes de una marcha que se anunció como multitudinaria en la capitalina plaza Tahrir bajo el título de «Constitución para todos».
La movilización pretendía sumar a más sectores sociales al rechazo generalizado por el predominio de los partidos Libertad y Justicia (PLJ), brazo político de la Hermandad Musulmana (HM), y El-Nour (fundamentalista salafista) en el órgano que redactará la Carta Magna.
El tema generó en los últimos días una peliaguda confrontación entre el Parlamento, dominado en sus dos cámaras por el PLJ y El-Nour, y el Gobierno del primer ministro Kamal Al-Ganzouri, designado y apoyado por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA).
Los diputados de esas dos fuerzas maniobran para lograr una votación que retire la confianza a Al-Ganzouri, al tiempo que se enfrascaron en un peligroso intercambio de amenazas con la Junta Militar por el tema de la AC, donde 65 de los 100 delegados, son islamistas.
A raíz de la tensión entre las cúpulas militar e islamista, el Partido Alianza Socialista Popular (PASP) advirtió en un comunicado a las fuerzas políticas evitar sucumbir a una disputa que -subrayó- «se desvió de las metas de la Revolución del 25 de Enero (2011) en Egipto».
El PASP señaló que después de «un año de luna de miel» entre la HM y los militares tras la renuncia de Hosni Mubarak, la actual lucha de poderes «podría terminar sacrificando la única oportunidad de Egipto para construir una nueva sociedad democrática».
Dado que 14 laicos y liberales renunciaron a la Constituyente en protesta por el método de elección impuesto por el PLJ para hacerse con su control, esa agrupación retiró 10 de sus delegados del órgano y prometió reemplazarlos con personalidades no islamistas.
A las críticas a la HM, provenientes incluso de mujeres y cristianos por ser minoría, se unieron Al-Azhar, la máxima institución del Islam sunnita en el mundo, y el Centro de Investigación Islámica que retiraron a su representante en la AC, el jeque Nasr Farid Wassel.
La reconocida escuela religiosa con sede aquí explicó su distanciamiento de ese foro como protesta por «los intentos de algunos por marginar su rol en Egipto».
Por su lado, dos miembros de la minoritaria comunidad cristiana también dimitieron de sus escaños, y la Iglesia Ortodoxa Copta de Egipto reprobó los métodos usados para decidir la composición de la Asamblea Constituyente, que consideraron no refleja a la sociedad.
