Más de una decena de obras publicadas y un exilio económico a cuestas, no han sido suficientes para que el escritor y catedrático dominicano, Miguel Ángel Martínez Fornerín, olvide el compromiso social con su generación y la juventud dominicana.
En su primera novela titulada: Tú siempre crees que viene una guagua, el crítico literario y Premio Nacional de Literatura refleja en su obra los deseos de la juventud de “aquellos tiempos” de transformar la sociedad.
Durante una entrevista en el programa Qué Pasa Hoy? del multimedios DominicanosHoy, Martínez Fornerín desentraña las interioridades de su obra y vida profesional.
-¿Podría, por favor, referirse a los tiempos de sus orígenes?
“Nací aquí, en República Dominicana, en La Romana y crecí en Higüey. En 1989 emigré a Puerto Rico, donde todavía resido. En la actualidad me desempeño como catedrático en la Universidad de Cayey.
“Trabajé muchos años en Higüey como locutor y periodista y dirigí tres noticiarios. Muchas técnicas de expresarme a la hora de escribir las adquirí en esa profesión de la comunicación. En Puerto Rico he publicado en periódicos como El Nuevo Día, El Vocero y El Clarín”.
-¿De dónde surge el título “Tú siempre crees que viene una guagua”?
“Esa frase tiene su origen en un comercial de televisión que fue muy famoso en los años 70. Es una composición del publicista René del Risco e interpretado por el humorista Cuquín Victoria. En esa generación quedó la frase como un símbolo de todo lo que podía venir y nunca llegó. La utilizo y le doy una vuelta en la estructura de la novela como elemento simbólico que atrapa al lector”.
-¿Puede considerarse su obra una autobiografía?
“Es una novela generacional, acerca de lo que nosotros vivimos. Tiene un poco de historia y de memoria, mucho de ficción y de verdad; trato de que todo lo que expresa parezca real: hay gente que cree que todo es cierto. Se trata de eso, que la gente acoja como verdadero lo que se narra”.
-¿En qué género literario usted se siente más cómodo?
“Mis inicios fueron escribiendo poesías; pero, al llegar a Puerto Rico trabajé mucho el ensayo y para mí ha sido muy difícil dejarlo. En todos los géneros uno se siente desafiado y es que lo importante no es la forma, sino lo que se dice”.
-¿Cómo va la literatura dominicana en el extranjero?
“A mi me parece que va mucho mejor que en el país. Les confieso que existen muchos especialistas extranjeros que están interesados en la literatura dominicana.
“Una de mis funciones como catedrático es la de orientar a investigadores que hacen su tesis y les puedo decir que me han escrito desde África gente que está interesada en la literatura dominicana.
“Además, recientemente un libro de mi autoría me fue solicitado de Corea del Sur, lo que significa que nos están leyendo y es que nuestra literatura llama mucho la atención. En mi opinión al país le falta aún, pues sufrimos de autoestima y no consideramos lo nuestro como bueno. Es una lástima. Tengo mucha fe en el desarrollo de nuestra literatura”.
-¿Cuáles son los retos que de estos tiempos?
“Los años 60 hasta el 68 fueron parte de una época que llamamos épica, pues la juventud quería cambiar la sociedad; significó la formación de una serie de grupos como Los Palmeros, de Germán Aristy y de organizaciones políticas clandestinas. Ahora, en esta época estamos viviendo contra la utopía.
“Busco que los jóvenes de hoy vean qué relación había antes con la política, la sociedad, la cultura, un lazo del que, lamentablemente, se han ido apartando”.
-¿Podrá salvarse la utopía?
“El arte es una perspectiva de sueños de un mundo posible y por eso ando los caminos de la literatura, pues tengo la esperanza de que mediante ella podamos tener un futuro y abrir un horizonte esperanzador para todos nuestros pueblos”.
-¿Se considera un exiliado económico?
“Creo que somos exiliados económicos en la medida en que los modelos económicos de nuestras repúblicas han ido fracasando. Y esto se debe a la imposibilidad que tiene cada ciudadano de vivir en sus países de origen. Nosotros, que vivimos fuera, somos los llamados a hacer una reflexión de cómo nuestras naciones no encajan en lo que queremos y necesitamos como ciudadanos. Es que el destino del Caribe parece ser la emigración”.
-¿Qué reflexión busca usted que le quede al lector de su libro?
“Un escritor debe tener muy claro qué es lo que quiere poner en la cabeza del lector. Lo que ocurre es que como estamos trabajando una novela, hay una cantidad de significados que no son factibles a ser identificados.
“Lo importante de esta novela es reflejar la sociedad de 1970, cómo actuaban frente a lo político y social los jóvenes de esa época. Creo que es un espejo para que las nuevas generaciones dominicanas se vean reflejadas. Hay de alguna manera un enfrentamiento entre dos actitudes juveniles: vamos a hacer una revolución, o adoptamos la posición de que nada es posible. Esas son las interrogantes que quedan en Tú siempre crees que viene una guagua”.
Martínez Fornerín entiende que la sociedad dominicana está adoleciendo de una buena educación y atribuye esa deficiencia a la corrupción que asegura hay en el país:
“La sociedad dominicana a mi me parece muy procaz; en mucho sentido con falta de educación, no porque los dominicanos lo hayamos propuesto, sino porque vivimos en un país donde hay una gran corrupción.
“Debemos trabajar en la educación y por muchas otras cosas que muestro en esta novela; como dominicano hago un reclamo por una mejor educación. Tuve que irme de República Dominicana para poder desarrollarme y cuando me fui prácticamente perdí mi país, pues ya hay mucha gente que no me conoce y ni siquiera me acepta.”
-¿Ha sido fácil destacarse en el extranjero?
“La verdad es que desde que emigré no he parado de trabajar, me levanto todos los días a las cinco de la mañana, pues no es fácil, el éxito se alcanza producto del esfuerzo diario.
Y ese esfuerzo constante ha sido la clave para que Miguel Ángel Martínez Fornerín logre todas sus metas: “Una frase que he acogido como mía es la atribuida a Henry Ford: a todo el mundo le pasa el éxito a la misma distancia, pero para conseguirlo hay que saltar todos los días en busca de alcanzarlo, y eso es lo que precisamente hago”.
