Las alas erguidas de uno de los obeliscos más emblemáticos de la República Dominicana, en conmemoración de la independencia financiera del país, es utilizado como mural de propaganda por el Despacho de la Primera Dama de la República, Margarita Cedeño de Fernández, en franca violación del artículo 5 de la Resolución 46-99, sobre publicidad exterior, dictada por el Consejo de Regidores, el cual prohíbe la colocación de elementos publicitarios en los monumentos históricos.
En su creación fue nombrado obelisco Trujillo-Hull pero luego, mediante la resolución 109-2004, se declaró monumento de la independencia financiera de la República Dominicana, popularmente conocido como obelisco hembra.
Su denominación es una abreviación de los nombres del ex dictador Rafael Leónidas Trujillo y Mr. Hull, Secretario de Estados Unidos, quien renegoció el pago de la deuda externa.
Diversas personalidades se han mostrado indignadas por la forma en que los muros de la obra fueron utilizados para promover la campaña Educación en Valores. El alcalde del Distrito Nacional Roberto Salcedo dijo a inicio del mes de febrero que el cabildo retiraría la publicidad del despacho.
La comunicadora y regidora por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Consuelo Despradel, expresó que este jueves la sala capitular del Distrito Nacional tenía en agenda el tema, pero fue suspendido por la muerte de un familiar de uno de sus integrantes.
Despradel calificó la acción como una agresión a los monumentos históricos, por parte de la primera dama Margarita Cedeño de Fernández y apuntó que de no ser remozado se apersonará con otros colaboradores y pintarán personalmente el monumento.
Otra de las personas que deploró el hecho fue Sonia Silvestre, ministra consejera de Cultura en la Embajada Dominicana en Cuba, quien declaró que “los monumentos no son propiedad de ningún partido, aún de aquel que pueda encontrarse en el poder. Y advirtió a los peledeístas que no deben quejarse si el candidato presidencial del opositor Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Hipólito Mejía, cubre con sus fotos el otro obelisco que está dedicado a las Mirabal».
Historia
El acuerdo, conocido como Tratado Trujillo-Hull, dio firmes pasos hacia el saneamiento de la deuda externa dominicana, que ascendía en ese momento a 16 000,000 dólares y la situación se agravaba, en parte, por las obligaciones contraídas por la República mediante la Nueva Convención Domínico-americana de 1924.
El convenio existente (Tratado Financiero entre República Dominicana y E.U.A. del 1905), obligaba al Gobierno dominicano a destinar el 55% de las entradas de Aduanas al pago de la deuda externa. Esta situación impedía a las autoridades nacionales la entrada de recursos suficientes para sufragar sus gastos y necesidades.
En 1931, Trujillo inició una serie de negociaciones con el Gobierno de los Estados Unidos de América para que República Dominicana recuperara el derecho de administrar sus Aduanas. Varios años de intentos y discusiones culminaron en 1940, con la firma del Tratado Trujillo-Hull y a partir de entonces la administración de las Aduanas quedó en manos dominicanas.
La deuda externa continuó amortizándose mediante mecanismos establecidos por el tratado en cuestión y en julio de 1947 su balance era tan sólo de $9,271,855.55, suma que fue totalmente pagada a los tenedores de los bonos adeudados, el 19 de julio de ese mismo año.
En octubre de 1940 se firmó el Tratado Trujillo-Hull, entre República Dominicana y Estados Unidos, mediante el cual se invalidaban las medidas establecidas por la Convención de 1924.
Se erradicó la receptoría norteamericana de Aduanas y de nuevo el Estado dominicano pudo controlar e igualmente adquirió el control del National City Bank convertido en Banco de Reservas y de la Compañía de Electricidad, que pasó a llamarse Corporación Dominicana de Electricidad.
