La Fórmula 1 volverá a Estados Unidos en 2012. ¿Lo hará? Si confiamos en las declaraciones que hacían los responsables a principios de año, el circuito de Austin debería estar terminado a finales de verano, dando suficiente margen a la organización para pulir los detalles necesarios para acoger la cita en noviembre en lo que esperemos que sea una de las carreras decisivas para saber quién será el campeón del mundo de 2012.
El camino no ha sido fácil. En mayo de 2010 se anunció la construcción del llamado Circuito de las Américas con un trazado interesante para los estándares que Hermann Tilke y la FIA nos tienen acostumbrados gracias al trabajo de Tavo Hellmund, amigo personal de Bernie Ecclestone. Sin embargo, los millones invertidos en los primeros meses de construcción del circuito podrían haberse quedado en papel mojado cuando los organizadores de la carrera (COTA) y el propio Hellmund rompían su relación con la financiación estatal como máximo punto de fricción: el estado de Texas no quería invertir en un evento cuyo éxito sigue siendo una incógnita
Las obras se suspendieron durante más de un mes, pero la intermediación de Bernie Ecclestone, impasible ante la prensa pero esforzándose como nunca para mantener el Gran Premio, y el apoyo de la FIA, que aceptó acoger la carrera en una fecha posterior en el calendario 2012 han hecho que el COTA reprendiera la construcción del trazado, cuya inversión asciende a 276 millones de euros. La cita acogerá 120.000 espectadores en sus gradas, parte de ellos de habla hispana, dada la proximidad de la carrera de países con auténtica pasión por la Fórmula 1 como México o Colombia.
Aún es pronto para juzgar si el Gran Circo penetrará por fin en los corazones de los estadounidenses. El recuerdo del bochornoso espectáculo de Indianapolis 2005 -cuando los equipos calzados por Michelin no participaron en la carrera- hizo mucho daño y será complicado hacerse un hueco entre el polideportivo panorama yankee, fraguado con años de tradición, por lo que la apuesta por la Fórmula 1 en Estados Unidos debería buscar algo más que el corto plazo de comparecer en el continente una vez al año para cumplir el expediente.
A ello ayudará lo que, sobre el papel, es un buen circuito. Con grandes desniveles -la recta de meta en pleno ascenso promete darnos una de las imágenes del año- y un interesante sector de curvas enlazadas en el primer sector, no cabe duda que la primera vuelta en Austin parece dispuesta a generar más espectáculo que carreras enteras en Valencia o Abu Dabi, dos de las últimas perlas de Tilke que han provocado más bostezos que sonrisas entre los aficionados a la Fórmula 1.
El prólogo de Austin será una buena prueba para comprobar si la Fórmula 1 puede llamar la atención a uno de los mayores mercados de automóviles a nivel mundial ya que un año más tarde llegará la hora de Nueva Jersey, que será asaltado por los monoplazas en junio de 2013 tras haber sellado un contrato de diez años con Bernie Ecclestone quien, por fin, logrará su sueño de ver rodar a Alonso, Vettel, Hamilton y compañía con Manhattan como fondo de la postal.
