República Dominicana muestra cifras que resultan una verdadera particularidad, sobre todo en la visión de lograr que el país mejore y deje atrás esas “taras” que acompañan su devenir durante decenios. Cifras que, en definitiva, hay que cambiar.
Por ejemplo: Más del 66% de los estudiantes de los liceos públicos consumen alcohol.
La nación, lamentablemente, ocupa el tercer lugar en América Latina en muertes maternas y el quinto en adolescentes embarazadas.
Más de 13 mil trabajadores y ex obreros de la difícil labor del corte de caña están muriendo o, en pésimas condiciones de salud, mientras luchan porque el Gobierno le otorgue una pensión de RD$ 5 mil.
La desnutrición infantil ubica a República Dominicana en el tercer lugar en la región. El 56% de la niñez, que significa 212 mil, realizan actividades consideradas peligrosas. Unos 304 mil menores, en edades entre 5 y 17 años de edad (el 12%) trabajan.
En inseguridad vial, el país se ubica en el primer eslabón en el hemisferio occidental y está en el quinto lugar en servicios eléctricos en el mundo.
Más de 6 millones de dominicanos confiarán en las promesas del político ganador en las elecciones presidenciales del próximo 20 de mayo.
¡Las cifras deben cambiar!
