Los primeros años de vida son básicos para una buena educación en el orden. Da buen ejemplo a tu hijo y enséñale a meter sus juguetes en el juguetero, a colocar sus cuentos en la estantería, a no dejar sus zapatos tirados por ahí… Así irás inculcándole la idea de que no puede tenerlo todo “patas arriba”. El caos produce nerviosismo y dificulta la tarea de encontrar las cosas, mientras que el orden transmite calma, favorece la concentración y ayuda a pensar y a reaccionar serenamente.
Échale una mano
Como su idea de orden diferirá bastante de la tuya, no tiene sentido que te pases el día intentando que su cuarto esté perfectamente recogido. De momento, confórmate con que no deje sus juguetes por el suelo, ni su ropa esparcida por el cuarto de baño, ni sus cuentos “distribuidos” por el pasillo. Y sé muy concreta en tus indicaciones. “Ordena tu cuarto, por favor” es un mensaje muy poco preciso. Frases como “guarda los cochecitos en la caja” o “echa la ropa sucia a la lavadora” denotan con mucha más exactitud lo que esperas de él.
Hasta los 7 u 8 años tendrás que echarle una mano siempre que, después de jugar, llegue el “difícil” momento de recoger. Esto no significa que él mire lo bien que lo recoges todo, sino que coloquéis las cosas juntos, jugando.