Todos a arrancar con buen pie
Comenzamos bien el año. Ustedes, como yo, recibieron desde el 24 de diciembre hasta hoy muchas palabras de familiares, amigos, admiradores y compañeros de trabajo, el deseo y la intención sincera de que querían para nosotros los bienes supremos con que Dios marca en el camino del vivir de cada miembro del género humano: Salud, prosperidad, armonía, paz, felicidad y estabilidad.
Lo he dicho y escrito antes, la estabilidad, soy de las pocas personas que le incluye en cualquier párrafo de elogio o felicitación. Las demás palabras son muy propias, al igual que adecuadas para momentos y días tan importantes. La felicidad, concepto tan antiguo estudiado con amplitud por todas las civilizaciones y grandes filósofos y pensadores. También el tema de fondo en el final de las películas novelas, obras de teatro e incluso en las comedias.
“La felicidad es poner en armonía muchas cosas y a la vez sentirnos satisfechos”. Se dice y se escribe fácil, pero en la práctica y realidad son como las minas de diamantes: muy escasas.
Ahora bien, apueste siempre a la felicidad, por que le doy unas orejitas: por lugares y situaciones donde se acostumbra a ubicar, en las relaciones que existe el amor verdadero, en los lugares donde se respetan los espacios, en las personas que ponen en su ánimo el interés en servir y ayudar las causas ajenas.
Apuesten a la estabilidad, todos tenemos las condiciones; apuesten por la paz; apuesten a una clase política que enfrente la inseguridad y la violencia, que elimine la corrupción, que den el apoyo que demanda la educación; apuesten por los comunicadores que hacen de la información una fuente de nutrir la educación, de usar los medios a favor de la cultura, a favor de una sociedad libre y progresista. Sí se puede, porque arrancamos con buen pie.
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