Panamá.- El período extraordinario de sesiones de la Asamblea Nacional, iniciado el pasado día 5 para tratar temas pendientes, ha transcurrido casi en silencio opacado por la algarabía alrededor de la llegada del exgeneral Manuel Antonio Noriega.
Mientras los diarios y la televisión siguen dedicando grandes espacios a los métodos irregulares a que recurrió el Ministerio de Seguridad Pública para preservar, según su versión, la integridad física del reo, una manifestación de indígenas frente al hemiciclo ha tenido poca repercusión.
Diversos sectores de la oposición califican de show mediático los engaños usados por el gobierno en el traslado de Noriega desde el aeropuerto de Tocumen a la cárcel El Renacer, para ocultar temas críticos, entre ellos discusiones en el parlamento como la ley minera.
Un grupo de ngöbe buglé, la comunidad indígena que más oposición plantea a la minería metálica, continúa hoy un piquete de protesta a la entrada del edificio donde gritan consignas contra la pobreza y a favor de una ley que proteja su hábitat.
Y mientras ellos advierten a los legisladores que impedirán la explotación de minerales en sus comunidades, adentro los padres de la patria siguen sin ponerse de acuerdo en la designación del abogado Hernán De León Batista por el Consejo de Gabinete como magistrado de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia.
Al presidente, Ricardo Martinelli, se le acusa de controlar el Poder Judicial cuando éste debe ser un órgano independiente del Ejecutivo, y las bancadas de oposición objetan la designación a dedo de De León Batista.
Igualmente no aceptan al nuevo magistrado de la Corte por el ûrgano Ejecutivo, Luis Ramón Fábrega, a pesar de que éste se comprometió a actuar de forma independiente durante su gestión si es ratificado por la Asamblea Nacional. Las sesiones deben concluir el día 21 de este mes.
