Los premios queman en Festival de La Habana

La Habana.- Los premios colaterales dieron el aviso, mientras el hervidero de cine que es hoy la capital cubana comienza a moverse entre murmullos y especulaciones en torno a los lauros oficiales.

Ya «queman». Si pudieran considerarse como pistas las distinciones paralelas, no hay dudas que la película cubana Habanastation, de Ian Padrón, se perfilaría entre las aspirantes a los Corales del Festival de La Habana que termina este domingo.

Empero, pese a recibir al menos cinco reconocimientos, incluido el Glauber Rocha de los medios extranjeros y que auspicia Prensa Latina, la cinta no es la única con posibilidades de dominar los Corales que se darán a conocer al mediodía.

Las Acacias, Cámara de Oro a la Mejor Opera Prima de la prestigiosa cita de Cannes, según comentarios oficiosos estaría en condiciones de acumular otra buena cantidad de distinciones aquí, sin descartar a la brasileña Tropa de élite 2.

El largometraje argentino de Pablo Giorgelli nunca pasó inadvertido en su largo vuelo internacional y tampoco parece será el caso en la mayor urbe de la isla caribeña.

De Tropa de élite 2 hay mucha tela por donde cortar, porque la segunda entrega de la saga concentrada en los entramados del narcotráfico y la corrupción política en Río de Janeiro tiene adeptos apasionados y detractores.

En el apartado del concurso de ficción de largometrajes, tampoco son indiferentes Miss Bala, del mexicano Gerardo Naranjo, la chilena Bonsái, de Cristian Jiménez, y la cubana Fábula, de Lester Hamlet.

Sin embargo, el problema mayor para los jurados apunta hacia el apartado de Operas Primas, en el cual concursan Habanastation y Las Acacias frente a dos cintas con aceptación en otros escenarios, Porfirio (Colombia) y El Premio (México-Argentina).

Ovacionada en Biarritz, Bruselas y la India, Porfirio, de Alejandro Landes, narra la historia basada en un hecho real de una víctima de la guerra interna en Colombia e interpretada por el propio protagonista, Porfirio Ramírez.    El Premio, de la argentina Paula Markovitch, es otro capítulo del miedo y la represión atizado por la dictadura militar, que confinan a una madre con su hija al aislamiento, también del anecdotario personal de la realizadora residente en México.

La popularidad parece sonreír a la argentina Un cuento chino y otras propuestas como la colombiana Todos tus muertos y la ecuatoriana En el nombre de la hija, se inscriben en el grupo más mencionado del festival habanero.

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