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Partidos y campaña

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Habíamos explicado que un cabaret funciona regido por la Ley de mantener “la mayoría de los clientes fijos y el servicio variable”, contrario al funcionamiento del restaurante que debe mantener “un servicio fijo con una clientela variable”. Es decir, la única posibilidad de que un restaurante se mantenga como un negocio exitoso es que se especialice en cocinar una determinada comida y logre mantener un flujo constante de clientes diferentes que van en busca de la buena calidad de la comida que allí se cocina.

La combinación de un restaurante que cocine de todo y que mantenga una misma cantidad de clientes no ha podido funcionar como fórmula exitosa. Y un restaurante que cocine lo mismo y mantenga los mismos clientes no dura una semana, pues sólo los enfermos, porque los obligan, comen la mismas cosas todos los días.

Una combinación de ambas leyes, esto es, “la mayoría de los clientes fijos y el servicio variables”, como la ley que rige al cabaret y, “un servicio fijo con una clientela variable”, como la ley que gobierna el funcionamiento del restaurante, terminan fundiéndose para producir la ley que hace posible el funcionamiento de un bar o una discoteca, cuya supervivencia está condicionada a que mantenga “clientes variables con servicios variables”. Por esa razón usted puede ver que los bares o las discotecas siempre anuncian la presentación de diferentes artistas que atraen a diferentes clientes.

Un partido político se rige por esta última ley, debe siempre presentar clientes variables con servicios variables. La dinámica de la sociedad así lo justifica. Un partido que lleva siempre un mismo candidato, un cliente fijo, fracasa, y un partido que hace siempre las mismas ofertas, toca la misma música, fracasa.

A veces, el candidato termina siendo exitoso, pues ganas las elecciones en la que participa, pero la sociedad en su conjunto termina siendo un fracaso. Aquí tenemos el ejemplo de Leonel Fernández, quien ha ganado las elecciones en la que ha participado, pero comprando a la gente como si fuesen tripas podridas. Leonel ha ganado, pero ha creado la segunda sociedad más corrupta de América, sólo por debajo de Porfirio Lobo. Y ese es el hombre que quiere decirle al mundo como hacer negocios transparentes, limpios, divinos.

En el Continente Americano, quienes más entendieron y han aplicado con éxito esta ley, son los norteamericanos. Los gringos no han fallado en presentarles a la sociedad una combinación de clientes variables con servicios variables. En la República Dominicana siempre hemos entendido que los clientes deben comerse la comida que le ponemos en la mesa, no importa que sea la misma, cada día, y si usted no se la come, es un ñoño.

En el PRD, Hipólito Mejía, su candidato presidencial, es un perfecto arroz, habichuela y carne. Eso es, no dejará de serlo y no nos pondrá en la mesa algo diferente. En el PLD, Danilo Medina, su candidato presidencial, está tratando de definir su sancocho, que solo será sabroso si lo acompaña con arroz blanco, y Leonel Fernández, nuestro actual presidente, es una sopa vana, que nos la comemos para engañar al cuerpo.

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