RD: más de 400 redes se dedican a la trata

Marlín Acosta es el nombre de una joven madre de tres hijos, quien hipotecó su humilde casa con la idea de viajar al extranjero para darle un mejor futuro a sus vástagos, sin imaginar el duro destino que la vida le había preparado.
 
Marlín Acosta habla en nombre de las miles de dominicanas que han sufrido la triste experiencia de ser objeto de la trata de personas. Narra que al llegar  a al país donde le habían ofrecido tantas promesas, enfrentó el hecho de que le quitaran sus papeles y lo que le habían ofrecido en términos laborales era una gran mentira.
La joven dominicana comprendió entonces que sería una de las tantas víctimas del vil  negocio de la trata: prostituida bajo amenaza y el uso de la fuerza, sin recibir remuneración alguna, pues supuestamente debía pagar los gastos del nefasto viaje, debió resistir tanta depauperación física, mental y moral, hasta que un día, milagrosamente, pudo regresar al país…
 
República Dominicana
 
Pese a que el problema de la trata de personas toma auge en la República Dominicana y que  es una de las actividades ilegales que mueve más dinero en el mundo,  después del mercado de las drogas, no existe una política de Estado efectiva, ni se destinan recursos suficientes para combatirlo.
 
La  trata de persona es un delito que atenta contra los derechos humanos y  vulnera la esencia misma del individuo, así como su propia vida, libertad, integridad y dignidad, en la medida que son alquilados, comprados o vendidos.
 
Se considera un crimen que anualmente afecta a millones de seres humanos en el mundo y es visto como un proceso que comienza con el reclutamiento y termina con la explotación de las víctimas por bandas del crimen organizado.
 
En República Dominicana se estima que existen más de 400 redes dedicadas a este negocio, por lo que para  combatirlo se necesita la toma de conciencia acerca del alcance y el peligro que representa.
 
Experta opina
 
Arabelis Mejía Lebrón, técnica en Política Social  y Migración y experta  en el tema de Trata de personas,  afirmó que en este rufián ejercicio,  las más vulnerables son las mujeres por ser quienes más emigran y por cuya condición están sujetas a caer en las trampas de los traficantes.
 
Aunque en el país y, en el mundo no existen estadísticas precisas sobre el tráfico de personas, se estima  que anualmente, unas 800 mil personas son  víctimas de este negocio a través  de la frontera internaciones y muchas dentro de su propio país.
 
Las mujeres emigran a diferentes países y en el caso de esté,  en su mayoría van a  España, por la facilidad del idioma, algo que les permite introducirse en la industria del trabajo.
 
Sin embargo, la experta aclaró que al caer una mujer en la red de tratantes, producto de su trabajo, se convierte en objeto de esclavitud  o  explotación.
 
Dijo que la mendicidad, el trabajo forzado y doméstico, también se ubican dentro del renglón de tráfico, contrario a la creencia de que esto sólo se aplicaba a la prostitución y explotación sexual.
 
Mejía Lebrón refirió que en el caso de República Dominicana,  muchas mujeres viajan con ofertas de trabajos de casas de familias,  salones de belleza, o para atender niños y  terminan explotadas laboralmente.
 
También se clasifican en este ámbito cuando no reciben las remuneraciones correspondientes por el trabajo que realizan, o lo hacen en jornadas de largas horas.
 
Además, en  muchos casos son sacadas del país a sabiendas de  que van a ejercer la prostitución;  pero,  ignoran que la labor a desempeñar no  será  para su beneficio, sino para los tratantes.
 
“Hay casos en los cuales las víctimas  saben que van a ejercer la prostitución,  pero no conocen que van a ser engañadas, ni que van acostarse con 30 hombres durante toda una sola noche, hasta que supuestamente salden la deuda que tienen con los tratantes”, señaló la funcionaria.
 
El Centro de Orientación e Investigación Integral (COIN), es la entidad de acogidas en el país, de las mujeres víctimas de trata. Dicho organismo tiene como finalidad la  asistencia, lucha y  prevención del delito, así como darles la ayuda necesaria  para que  puedan reintegrarse a su vida  normal,  luego de haber pasado por esta situación.
 
De acuerdo con la sicóloga del COIN,  María  Esther Carbusia,  los traumas más comunes por los que pasan las féminas son: delirio de persecución, baja autoestima,  desconocimiento de  su identidad, sentimiento de culpa y doble personalidad.
 
La especialista en conducta  precisó que en la mayoría de los casos los traumas de las víctimas se producen como consecuencia  del endeudamiento, ya que no poseen recursos para volver y cuando regresan, lo hacen con una mano delante y otra detrás: entonces la frustración es mayor.
 
Explicó que muchas mujeres llegan a experimentar trastornos siquiátricos,  como crisis de ansiedad severa, esquizofrenia y otras perturbaciones que van más allá de las posibilidades del COIN,  ya que la entidad no tiene el personal adecuado, ni con qué hacerle frente a la problemática.
 
Sin embargo, el organismo  trabaja con otras instituciones que cuentan con departamentos de siquiatría y  establecen acuerdos institucionales para darles la asistencia requerida.
 
A juicio de la sicóloga, el gobierno  debe crear  más centros de acogidas, o fortalecer la capacidad de los existentes, con el  contrato  personal y la asignación de fondos suficientes, ya que el COIN y los organismos de lucha contra la trata   no dan abasto para asistir  la cantidad de persona que deberían ser atendidas.
 
Además de la falta de recursos para ofrecer asistencia a las personas traficadas, uno de los principales problemas identificados en la lucha contra este delito, es la falta de coordinación entre las autoridades, como la Policía y Migración.  Otra gran dificultad es la impunidad que favorece a los tratantes y el desconocimiento de los derechos de las víctimas.
 
Carbusia criticó lo que contribuye a que el país esté entre las naciones más afectadas por el flagelo y es que  pese a la existencia de la Ley 137-03, que condena  el Tráfico Ilícito de Migrantes y la Trata de Personas, tan específica en lo relativo a este delito, en los tribunales lo tipifican como estafas, robos o secuestros, lo cual favorece que los imputados obtengan penas leves y se multipliquen los sufrimientos de las personas tratadas, denominado dicho fenómeno, como la esclavitud del siglo XXI.

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