El éxito alcanzado por la convención interna del PLD donde se escogió a Danilo, contrasta de manera clara con la convención del PRD que escogió a Hipólito. La primera fue de orden y unidad. La segunda, de conflictos y desunión.
El PLD y el PRD son los dos principales partidos de la democracia dominicana. Ambos realizaron sus convenciones internas para elegir al candidato que los va a representar en las elecciones de mayo del año próximo y esos procesos al ser analizados, muestran con claridad meridiana dos estilos de hacer políticas y dos opciones totalmente diferentes para conducir la nación dominicana.
Ambos partidos hicieron un proceso con un gran nivel de votación y un gran entusiasmo. Pero esas dos convenciones mostraron dos estilos de cómo actuar frente a los problemas y los retos de la sociedad. Mientras la convención del PLD que eligió a su candidato Danilo Medina, fue un proceso calificado de ejemplar por la sociedad, donde los tres aspirantes reconocieron la misma noche su derrota y se comprometieron públicamente a trabajar a favor del elegido por sus bases, en el PRD donde se eligió a Hipólito fue todo lo contrario.
La convención del PRD fue traumática: el candidato perdedor acusó de que le hicieron un fraude colosal, duró dos meses alegando ese fraude, realizó encuentros con la prensa demostrando la magnitud de ese fraude, expulsaron al presidente de los comisión electoral aduciendo que había actuado con parcialidad hacia el candidato vencedor y debieron transcurrir dos meses para que Miguel Vargas reconociera la victoria de Hipólito Mejía.
Mientras que en el PLD en sólo dos horas los tres aspirantes que no fueron favorecidos aparecieron públicamente dándose un abrazo con el ganador y dando sendos discursos a la nación expresando que se sumaban a trabajar para que Danilo Medina sea el próximo presidente de la república. Mientras el PLD mostraba a la sociedad que es una institución política que respeta sus normas internas, que sus dirigentes actúan con sentido de hermandad y compañerismo, el PRD mostraba una imagen de anarquía como institución, de poco respeto de sus dirigentes, de falta de unidad y falta de armonía.
Y esa imagen que presentaron esos partidos en sus convenciones define lo que son ellos como opción política. El PLD con Danilo representa la unidad, el orden y el progreso. El PRD con Hipólito representa el conflicto, el desorden y el retroceso. Con Hipólito y el PRD damos un salto al vacío, volvemos al pasado y al retroceso, a la crisis económica, al aumento de la inflación y a perder la estabilidad macroeconómica.
Con Danilo y el PLD continuamos caminando por un sendero de armonía, de crecimiento y estabilidad macroeconómica, con un presidente de ideas claras, ecuánime y que tiene toda la disposición para implementar un programa efectivo para enfrenta la pobreza y los graves problemas nacionales. El país sabe muy bien lo que quiere antes esas dos opciones.
Es Comunicador y Economista
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