El Botox y el envío de mensajes de textos no se mezclan: informe

NUEVA YORK.- Si usted es una típica adolescente estadounidense que envía más de 1.000 mensajes de texto por día, el Botox podría alterarle la destreza comunicativa, según un informe sobre una joven de 17 años tratada por una enfermedad que causa sudor excesivo.

Los médicos que usan Botox sostienen que nunca escucharon quejas la alteración de la capacidad de enviar mensajes de texto en las usuarias. Pero agregan que no sería inesperado, ya que las inyecciones pueden provocar debilidad muscular.

«Yo conversaría sobre eso con las pacientes para adelantarnos a un posible efecto adverso», dijo la doctora Julia Lehman, de Mayo Clinic, Rochester, Minnesota, que trató a la adolescente.

El caso, explicó a Reuters Health, demuestra «la importancia de tener en cuenta las actividades diarias modernas, como el uso de mensajes de texto, y cómo los tratamientos pueden alterarlas».

La paciente sufría de hiperhidrosis, que causa sudoración excesiva en las palmas, las plantas de los pies o las axilas. Se desconoce la causa exacta de la enfermedad, que avergüenza a quien la padece e impide concurrir a eventos sociales o realizar ciertas actividades diarias.

A la paciente le sudaban mucho las manos desde hacía varios años. Los médicos suelen indicar inicialmente el uso de antitranspirantes.

Pero cuando la adolescente no mejoró, Lehman pasó al segundo tratamiento lógico: Botox, que se administra con pequeñas inyecciones en la palma y los dedos. Contiene una sustancia química que bloquea la señal que activa la producción del sudor, pero también relaja otros músculos que no están asociados con la sudoración.

A la semana del tratamiento, la paciente transpiraba mucho menos, pero su habilidad para enviar mensajes de texto también disminuyó, según precisa Lehman en el artículo publicado en Archives of Dermatology. Esa alteración duró 6 semanas; la mujer no necesitó una nueva inyección de Botox hasta varios meses después.

La debilidad de las manos «es un efecto secundario conocido» del Botox, dijo el doctor Nowell Solish, dermatólogo de University of Toronto. «Se lo comentamos a los pacientes, pero no es una preocupación relevante.»

Estimó que el 2 por ciento de la población de Estados Unidos tendría hiperhidrosis, pero no muchos la consideran una enfermedad.

Solish, que no participó del estudio, pero trata a sus pacientes con Botox, señaló que la hiperhidrosis es un trastorno que interfiere tanto con la vida de los pacientes que la mayoría toleraría esa debilidad a cambio de dejar de sudar.

A menudo, agregó, los médicos que realizan la aplicación pueden modificar la dosis de Botox o la técnica si los pacientes tuvieron efectos secundarios, como problemas para enviar mensajes.

Los tratamientos con Botox para la hiperhidrosis deben repetirse cada tanto, aunque el período entre tratamientos va aumentando después de varias aplicaciones, indicó Lehman.

Madu Onwudike, que investiga el uso de Botox para tratar la hiperhidrosis en Royal Bolton Hospital, Reino Unido, consideró que el tratamiento no sería su primera elección para pacientes con sudoración excesiva, en parte porque es posible la aparición de problemas musculares.

«Según mi experiencia, la debilidad no es permanente, pero sí el desgaste muscular en pacientes con el uso reiterado de las inyecciones», explicó Onwudike por e-mail.

Aun así, «en general, los pacientes superan bien la debilidad transitoria y rara vez se quejan de los efectos adversos del tratamiento», agregó.

Lehman indicó que el Botox se está utilizando en pacientes cada vez más jóvenes, lo que exige que los médicos conozcan los efectos adversos que, como el envío de mensajes, afectan a esos grupos etarios.

FUENTE: Archives of Dermatology, junio del 2011.

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