NUEVA YORK.- Un nuevo estudio contradice los resultados de una investigación previa, en la que el uso del antidepresivo Lexapro había brindado alivio significativo a los sofocos de la menopausia.
Según los nuevos resultados, el fármacos de Forest Laboratories, escitalopram, no reduce la gravedad ni la frecuencia de esos sofocos.
Robert Freedman, de la Wayne State University en Detroit, que dirigió el estudio, dijo que los resultados son «desalentadores».
Un 75 por ciento de las mujeres en la menopausia sienten sofocos y en casi la mitad de ellos son graves.
La terapia de reemplazo hormonal fue durante años el tratamiento de primera elección para esos síntomas, pero millones de mujeres dejaron de utilizarla luego de demostrar que eleva el riesgo de desarrollar cáncer y enfermedades cardíacas.
Por eso, el estudio previo sobre los beneficios de Lexapro generó mucho interés.
La diferencia clave entre ése y el nuevo ensayo, que utilizaron las mismas dosis del fármaco por el mismo período, es la forma de medir los sofocos, precisó Freedman.
En el estudio anterior se les había pedido a las participantes registrar en un diario cada sofoco, mientras que el equipo de Freedman le colocó a cada voluntaria un detector a batería en la piel que mide la humedad para registrar los sofocos aun durante el sueño.
Además, los puede detectar cuando las mujeres no los sienten, lo que lo vuelve un método más confiable, consideró Freedman, que posee la patente del detector.
El equipo de Michigan realizó dos ensayos con escitalopram, ambos durante ocho semanas.
En el primero, 10 mujeres menopáusicas tomaron 10 mg por día del fármaco o un placebo. Al no observar efecto alguno en los sofocos, el equipo repitió el estudio sobre 26 mujeres más y aumentó la dosis a 20 mg por día. Nuevamente, la frecuencia de los sofocos no varió.
Durante la última semana del ensayo, las usuarias de escitalopram tuvieron unos 17 sofocos por día, un 14 por ciento menos que en la primera semana. Las usuarias del placebo sintieron un 7 por ciento más de sofocos desde el inicio del estudio, pero Freedman dijo que esa diferencia, publicada en la revista Menopause, no es «estadísticamente significativa».
FUENTE: Menopause, online 30 de abril del 2011