NUEVA YORK.— Su bullpen ha regalado partidos a granel. La defensa tiene manos de manteca. Los bates están congelados.
El arranque de 2011 ha sido complicado para los Medias Blancas de Chicago. Pero no hay nadie mejor que Ozzie Guillén para sofocar cualquier crisis y recuperarse.
Distendido frente a la presión, el manager venezolano se burla cuando le mencionan la posibilidad del despido.
La respuesta de Guillén es enfática, sin sutilezas.
"Voy a tener trabajo al día siguiente, eso es fácil", dijo. "Yo quiero este trabajo por el resto de mi vida y quiero usar este uniforme por el resto de mi vida, pero tampoco voy a sentarme todos los días y todas las noches a preocuparme si me botan. Lo más difícil cuando me boten es recoger todas mis cosas de la oficina, pero lo demás no".
"Soy un tipo joven (47 años). Me he ganado mi dinero bastante bien. No tengo que mantener a nadie. Mis hijos son hombres, cada quien tiene su vida", añadió.
Guillén es el manager que se pasea descalzo en el vestuario para charlar con sus jugadores, leerse una revista de béisbol y hablar sobre el estreno de un programa sobre él en ESPN.
Esta es la personalidad distendida de Guillén, quizás el mejor recurso para darle respiro a unos Medias Blancas que inesperadamente comenzaron el miércoles en la cola de la división Central de la Liga Nacional con una marca de 10-14.
Después de aumentar la nómina a 125 millones de dólares, más la adquisición del artillero Adam Dunn, Chicago apuntaba a lo más alto de la división.
Pero Dunn y Alex Ríos batean por debajo de .200. El equipo batea para .200 (99 hits en 496 turnos) y tiene apenas 37 carreras anotadas en sus últimos 15 juegos.
"A veces el equipo tarda un poquito en acoplarse. Creo que nuestra ofensiva ha demostrado lo que vale y es bastante potente. Tenemos bateadores de poder y bateadores que hacen de todo un poco y es cuestión de coger el ritmo otra vez", afirmó Ríos, el jardinero central puertorriqueño.
Hay señales de mejoría tras salir con victorias en los primeros partidos de una serie como visitantes ante los Yanquis de Nueva York. Chicago ganó sin anotar muchas carreras —2-0 y 3-2— y limitó a sus rivales a siete hits.
Guillén parece que ha encontrado en Sergio Santos el cerrador que busca. El relevista se anotó un par de rescates consecutivos, luego de un inicio en el que ya acumulan seis malogrados. En los últimos 12 juegos, el bullpen ha mejorado su promedio de carreras limpias admitidas, de 6.14 a 4.13.
La defensa también da muestras de mejoría: dos errores en los últimos 10 juegos, luego de 15 en los primeros 14.
"Perdimos tres juegos seguidos en los que se nos cayó una bola en el shortstop y dos en el left field y le echaron la culpa al cerrador", dijo Guillén.
Para levantar cabeza, Guillén predica paciencia.
"Creo que es cuestión de confianza. Creo que las cosas van a andar como debe ser", sostuvo.
"Nos han hecho buenos pitcheos, nos han hechos unas jugadas increíbles, jugadas claves para ganarnos el juego. Cuando este equipo empiece a batear va a ser bastante peligroso".
Guillén cuenta con el respaldo de la directiva del club.
"Los coaches no son quienes lanzan o batean. Están haciendo lo que siempre han hecho", dijo el gerente Ken Williams. "Les tengo confianza a todos".
Y si algo pasara, si le llaman para decirle que no seguirá como piloto de los Medias Blancas, Guillén dice que emulará a Manny Ramírez, quien anunció que se iba de viaje a España tras su súbito retiro.
"Es lo que voy a hacer, porque yo soy fanático de las corridas de toros y me voy a España a ver corridas de toros", afirmó. "Son cosas que a la gente le duele que uno diga. ¿Me hace falta el trabajo? No. ¿Me hace falta la plata? No. Que yo quiera trabajar por el resto de mi vida en el béisbol, de eso no tengo duda en mi mente … (Pero) si me botan, no voy a ser el primero ni el último".