¡Qué viva la magia!

Próximos a celebrar la Feria del Libro, fiesta de las letras para dominicanas y dominicanos de todas las edades,  hay que mencionar el  entusiasmo con que la sociedad recibió la noticia de que “a propósito del Día Mundial del Libro Infantil y Juvenil… se inauguraba el primer  Festival Internacional de Cuentacuentos”, desarrollado en días recientes en el país, “con la participación de narradores de España, Puerto Rico, México, Costa Rica y República Dominicana”.

Una gran iniciativa esta que dirigió el Despacho de la Primera Dama, Margarita Cedeño de Fernández, mediante el cual durante una semana, completica los cuentacuentos narraron historias en hogares de niños, bibliotecas, clubes y en los Centros Tecnológicos Comunitarios (CTC).

Porque nada sustituye la narrativa oral y esa vieja tradición familiar de escuchar las viejas historias en las voces de abuelos, tíos y personas que siempre dejaban una huella indeleble, preciosa e insustituible, plena de magia y ese misticismo que nos acompaña cuando crecemos para no dejar morir al gran niño o niña que llevamos dentro.

De manera que el público infantil, juvenil y adulto disfrutó de narraciones, talleres y charlas protagonizadas por quienes no quieren, ni pueden dejar que muera el arte de relatar historias.

Desde Puerto Rico, España, Costa Rica,  y de República Dominicana se alzaron las voces que impregnaron de sabiduría ese tiempo que se gana y enriquece para menores y mayores. Porque alguien dijo que no era posible dejar morir la poesía y esta es una manera de evitarlo.

Cedeño de Fernández afirmó su deseo de que “este Primer Festival permita que la familia dominicana, quien se beneficia de todos nuestros programas, se descubra en la magia de los cuentos y reproduzca en su espacio íntimo esa magia de compartir sus propias historias, motivando a sus hijos e hijas a descubrir las maravillas de leer, aprender y comunicarse”.

Ojalá se multipliquen actividades como estas y puedan las familias dominicanas cobijarse un poco de tantas andanadas políticas que para nada educan, ni forman, ni forjan paradigmas como los que se necesitan en estos tiempos para pensar en un ser humano mejor y un mundo más hermoso posible.

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