Naciones Unidas.- La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, descartó hoy que las filtraciones en la página de Internet WikiLeaks sobre supuestas actividades de espionaje de los diplomáticos estadounidenses en el organismo mundial vayan a afectar a su trabajo.
"Por lo que he visto, no creo que disminuya nuestra capacidad de hacer el trabajo que hacemos aquí cada día", afirmó en una conferencia de prensa Rice, que el miércoles asumió la presidencia de turno del Consejo de Seguridad durante el mes de diciembre.
La diplomática aseguró que los embajadores de otros países le han hecho saber que, pese a lo "desagradable e incómodo" de las filtraciones, entienden que "estamos aquí para colaborar con ellos como lo hacemos cada día, en calidad de socios y colegas".
"Ese es el espíritu y la manera en que trabajamos, y ellos lo saben y lo han podido ver al menos en los dos años que llevo aquí", resaltó.
Rice reiteró que los diplomáticos estadounidenses destacados ante Naciones Unidas son "sólo eso, diplomáticos". "Hacen sólo las labores que tradicionalmente han llevado a cabo los diplomáticos para defender nuestros intereses y colaborar con nuestros socios para resolver los problemas globales", agregó.
Al mismo tiempo, reivindicó la necesidad de mantener cierta información secreta para poder abordar con eficacia asuntos delicados en el terreno de la diplomacia y la seguridad.
Por ello, calificó de "acto condenable" y "contraproducente" la filtración por parte de WikiLeaks de más de 250.000 documentos e informaciones del Departamento de Estado de Estados Unidos con los que se ha puesto al descubierto las opiniones de diplomáticos estadounidense sobre sus relaciones con el resto del mundo.
En uno de los cables dados a conocer se pide a los diplomáticos de la Misión de Estados Unidos ante Naciones Unidas que recaben información sobre el secretario general del organismo, Ban Ki-moon, así como sobre sus colaboradores y diplomáticos de otros países destacados en Nueva York, entre ellos los de Irán y Corea del Norte.
El Departamento de Estado aseguró el martes pasado que las instrucciones para recopilar información personal sensible de políticos y líderes extranjeros procedieron de los servicios de inteligencia, no de la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton.
Por su parte, Naciones Unidas recordó tras la aparición de las filtraciones que la convención sobre los privilegios y la inmunidad del organismo de 1946 prohíben este tipo de prácticas de espionaje a la organización internacional.