El padre Regino Martínez, director de Solidaridad Fronteriza, advierte que si las autoridades de Haití y República Dominicana no logran ponerse de acuerdo en la realización del mercado binacional, los ánimos podrían caldearse y hasta haber muertos. Gracias a Dios, el mercado abrirá este viernes.
Luego del terremoto del pasado 12 de enero que devastó Haití, su pueblo ha tenido que ingeniárselas para soportar las dificultades que les han venido encima meses después de la catástrofe. El hacinamiento, los brotes del cólera y, por último, el huracán Tomas, han agudizado aún más sus penurias y formas de subsistir.
Por su naturaleza, los seres humanos desarrollan defensas y crean herramientas para poder vivir. En el caso de la nación haitiana, cuyo espíritu se refleja a diario en el paso fronterizo entre la provincia de Dajabón y la ciudad de Juana Méndez, donde la situación es un reflejo del instinto de sobrevivencia de miles de personas hambrientas.
Hoy, con la nueva amenaza del cólera, que hasta la fecha ha provocado unas 580 muertes y miles de infectados por la enfermedad, el paso del ciclón Tomas la pasada semana ha agudizado su propagación. Pero, la gran preocupación es la hambruna que se cierne sobre ellos por el cierre comercial del mercado binacional, que puede generar fuertes protestas de ambos lados e, incluso, muertes.
La organización Solidaridad Fronteriza (SF), considera muy urgente que las autoridades dominicanas y haitianas produzcan una reunión para tratar el tema del lugar en donde se pretende desarrollar las actividades comerciales, ya que las condiciones para realizar el intercambio binacional no posee las condiciones físicas, ni humanas.
El sacerdote Regino Martínez entiende que el encuentro entre las autoridades debe producirse lo antes posible, debido al deterioro de las relaciones binacionales, que es una cuestión de hace décadas.
Una de las fallas graves por parte de las autoridades de ambos países es el montaje del suspendido intercambio comercial de los lunes y viernes, tre Dajabón y Juana Méndez, el cual se produce por no haber creado un marco jurídico y la inexistencia de un reglamento comercial adecuado.
El religioso explicó que a 23 años de la realización del mercado, no se han proporcionado las estructuras, ni se han creado las infraestructuras que viabilicen la celebración de la actividad comercial.
Esta actuación ha generando males: la revancha y violencia entre los grupos que participan del provecho de la negociación y otros puntos que lesionan un buen tránsito migratorio, como es la exigencia a los haitianos de un permiso y el visado para acudir a vender al mercado.
Otra problemática es que las autoridades haitianas no permiten abrir el puente nuevo, en tanto a sus compatriotas no se les deje vender los productos para comprar lo que representa un sustento familiar.
Otras de las exigencias de la hermana nación es con relación al transporte internacional que hace Caribe Tours, ya que los haitianos reclaman que las autoridades dominicanas evitan la entrada de productos que ellos ofertan en el mercado, mientras que los poderosos de su país compran en los grandes centros comerciales.
Solidaridad Fronteriza manifestó la necesidad de que las autoridades dominicanas y haitianas encuentren un consenso único para el manejo del cólera y un control para realizar el mercado binacional. De igual modo, su coordinador precisó que existe un mismo parecer en cuanto a que el cólera acaba con la vida, al igual que el hambre, sobre todo con los más empobrecidos.
“Necesitamos discusiones con sentido de humanidad, que se hagan las ampliaciones y terminen la construcción del nuevo mercado. Entendemos que el cólera es muerte, pero el mercado es vida”, sostuvo el padre Regino.
La organización jesuita advirtió que la desesperación entre vendedores haitianos y dominicanos se pone de manifiesto los lunes y viernes, cuando grupos impiden el paso de personas a ambos lados y los que pasan con algún producto se lo quitan y queman.
Está claro que el mercado binacional es la subsistencia de la provincia de Dajabón, del lado dominicano y Juana Méndez, en Haití, por lo que entendemos que las autoridades de ambas naciones deben sentarse en la mesa del diálogo a fin de solucionar la problemática que afecta al mercado, para que puedan realizarse en la tradicional zona o en nuevas instalaciones.




