Llovía en Buenos Aires mientras, en impresionantes filas, el pueblo argentino rendía póstumo homenaje a Néstor Kirchner. Daba igual la procedencia de quienes avanzaban con solemnidad y emociones, manifestadas de múltiples maneras: obreros, personas de barrios marginales, hombres, mujeres, niñas y niños, jóvenes muchos de ellos y ellas.
Guitarras, versos, abrazos, oraciones, aplausos, gritos, cantos, banderas que ondeaban al viento llenaron la Casa Rosada. Una sensación colectiva de unirse en momentos difíciles en los cuales se compartieron sensaciones que nunca serán olvidadas.
Fueron marchas organizadas, con las madres de la Plaza de Mayo como símbolos imborrables de la historia argentina.
También desde el exterior llegaron hasta la capilla ardiente mensajes de dolor, algunos protagonizados por importantes figuras de la política internacional, que físicamente acompañaron el duelo; otros, en pésames que colmaron cada rincón de la memoria de quien ha sido considerado “héroe de la nación argentina”, sobre todo por el reordenamiento de las deudas públicas de su pueblo y por la búsqueda de modelos económicos que le permitieran salir de las difíciles coyunturas que vivían en esos momentos.
Héctor Timeron, canciller de Argentina, sostuvo que aunque era un tema delicado para tratar en el día que enterraban al ex presidente de Argentina, sin duda “nacía el Kirchnerismo” en la historia del país suramericano y Cristina Fernández mantenía su liderazgo como jefa de Estado que encabeza la lista de quienes deben gobernar en el país.
Es que Fernández de Kirchner no es la viuda que hereda, sino la conductora de un gobierno que ha ganado por sí misma, según criterio de diversos sectores. Los conductores de medios de prensa que daban cobertura al funeral, destacaron su entereza y actitud fuerte, sin escapar a las sacudidas del dolor por la pérdida y las veces que, rompiendo todo tipo de protocolo, acudió a abrazar a quienes les ofrecían su más sentida expresión de apoyo.
Quizás, como dijo en una ocasión Kirchner, la política destruye todo, menos la familia, y esa familia estuvo allí, frente a su féretro, acompañada, además, por toda esa gigantesca “familia popular” que paso a paso acompañó el cortejo del ex presidente, inhumado en Calafate, provincia de Santa Cruz.