Londrés.- Retrasar los relojes en invierno es malo para la salud, es un derroche de energía e incrementa la polución, dicen los científicos, y acabar con esa práctica en las regiones del norte podría acarrear mejoras para la salud y beneficios para el medio ambiente.
Los países de Europa, Estados Unidos, Canadá y partes de Oriente Medio señalan el inicio del invierno poniendo fin al horario de verano y retrasando sus relojes una hora, generalmente a fines de octubre o inicios de noviembre, una medida que adelanta el amanecer cuando la mayoría de la gente comienza el día.
Pero ese cambio también roba a las tardes una hora de luz natural, y algunos expertos alegan que en las regiones más al norte, la energía que se necesita para alumbrar, y los límites que suponen para las actividades al aire libre están perjudicando la salud y el medio ambiente.
Dejar los relojes como están en la temporada invernal permitiría una hora extra de luz natural por las tardes y podría impulsar los niveles de vitamina D así como animar a la gente a hacer más deporte.
En algunos países, como Gran Bretaña y Rusia, se está pidiendo a los políticos que consideren elaborar leyes parlamentarias para cambiar la práctica del cambio de hora.
"Debe ser difícil encontrar una medida que mejore tanto la salud y el bienestar de casi todo el mundo (…) a ningún costo", dijo Mayer Hillman, del Instituto de Estudios Políticos en Gran Bretaña, donde se va a presentar pronto una propuesta de ley para reformar el cambio horario.
Casi la mitad de la población mundial tiene niveles de vitamina D -conocida también por la vitamina del sol- por debajo de lo óptimo. La falta de vitamina D es conocida como un factor de riesgo para el raquitismo y, por el contrario, su presencia en el organismo aumenta las defensas.