¿Finalmente, quiénes son los responsables de los problemas con el desayuno escolar? ¿En verdad hay manos que adulteran la leche de niñas y niños o ya viene este producto mal hecho por sus productores? ¿Tendrá la República Dominicana que solicitar ayuda internacional para resolver la gravedad de una situación tan sensible, que le corresponde resolver a ella misma?
El caso es que la intoxicación de miles de menores y las irresponsabilidades con su alimento matutino en las escuelas sigue siendo tema de análisis y preocupación para la sociedad dominicana. Se conoce que diecisiete instituciones representativas del sector agropecuario nacional señalaron como causas fundamentales de estos penosos episodios: “la falta de controles de calidad certificados e ineficiencia de la estructura de servicios de ese programa”.
Resulta inadmisible, a estas alturas, escuchar que las asociaciones emitan comunicados tendientes a sostener controles permanentes en todas las plantas procesadoras de fórmulas lácteas que utilicen materia prima importada de baja calidad, a fin de evitar estos males. Porque, si desde el año 2009, se han comprobado “graves deficiencias en las plantas procesadoras de fórmulas lácteas”, entonces la pregunta es: ¿qué han hecho las autoridades competentes para evitar algo de tamaña negligencia que puede producir, como así ha sido, daños en los estudiantes?
Madres, padres y familiares en general temen porque sus hijos ingieran este desayuno que, sin duda, resulta imprescindible para la nutrición matutina, antes de recibir la enseñanza del día.
Encima, se plantea que constan informes provenientes de la Comisión de Seguimiento del Programa de Alimentación Escolar (PAE). ¿De quién es entonces la ineficiencia, negligencia y ceguera inconcebible a la hora de evitar y tomar absolutas medidas para que niñas y niños de 11 mil planteles escolares en el país no sufran intoxicaciones?
El Ministerio de Educación debe ofrecer informaciones concretas y reafirmar lo que el presidente Fernández dijo acerca de no minimizar esta situación.
Ni hablar de “recursos técnicos y humanos”; de previsiones sanitarias, higiene en los ámbitos de servicio y entrenamiento de las personas encargadas de manejar los alimentos.
Todo esto es “pan comido” y lo que no puede continuar ocurriendo es que se hable de “oscuros objetivos”; “infamias impulsadas por individuos inescrupulosos”: los reclamos corresponden a esos pequeños de cuyos servicios alimentarios tiene que responsabilizarse el Estado dominicano, “como establece la ley".