Ecuador: ¿rebelión o intento de golpe?

Ecuador sigue sorprendiendo al mundo con sus acciones políticas un tanto sui generis, el pasado 30 de septiembre repitió el carácter un tanto especial de la política ecuatoriana, los policías del Regimiento Quito se amotinaron, quemaron gomas y ante la actitud un tanto ingenua o prepotente del presidente Correa de presentarse personalmente allí, optaron por retenerlo en el Hospital policial.

Se conoce sobre las sustituciones de presidentes en Ecuador de manera rutinaria, como en poco tiempo han tenido 7 presidentes, la mayoría a causa de golpes de Estado o por decisión de su Asamblea Nacional.

Se trata de un país sumido en la inestabilidad política y social, misma que a partir de 2008 alcanzó cierta tranquilidad con la llegada del economista Rafael Correa y la presentación de promesas de corte progresistas, pero que se han ido diluyendo con el devenir del tiempo y las insatisfacciones de las grandes masas populares de ese país, así como por las cada vez mayores coincidencias entre la política de complacencia al gran capital, las multinacionales y los designios de la oligarquía ecuatoriana, políticas implementadas por el presidente Correa, el cual aparece en nuestras latitudes como todo un hombre revolucionario o que encarna los anhelos redentores de los pueblos ecuatorianos.

Para entender las causas y consecuencias de la acción policial es necesario oír las voces de los diversos sectores que apoyan al gobierno y de aquellos que lo adversa, sólo así se puede llegar a conclusiones un poco cercanas a la verdad.

Para los representantes del gobierno, el presidente tuvo un intento de asesinato y han creado la convicción de tal intento por su fuerte campaña oficial mediante la cual se ha insistido en el hecho de que, la asonada se verificaba desde el mismo momento en que el presidente llegó el jueves por la mañana al principal cuartel policial de Quito para hablar con los agentes sobre sus reivindicaciones salariales. Salió de allí por la fuerza y herido en la misma rodilla que apenas unos días antes le habían operado.

El periódico El País de España recoge que: La televisión pública muestra constantemente imágenes de los cinco balazos que impactaron en el todoterreno con el que Correa fue evacuado del hospital donde el jueves estuvo 11 horas retenido y vídeos de la participación de políticos afines al partido Sociedad Patriótica, la segunda fuerza política liderada por el ex militar golpista y ex presidente Lucio Gutiérrez, un acérrimo enemigo de Correa.

El presidente Correa ha dicho que existía un plan B por parte de los supuestos golpistas y consistía en asesinarlo si fallaba el golpe, esto lo dice por el canal oficial al indicar que: "Cuando a los golpistas les falla su estrategia para desestabilizar al Gobierno, dan paso al plan B, que era matar al presidente", insistió Correa en una entrevista en el canal público la noche del viernes. Otra de las pruebas que el presidente aporta para demostrar que era una sublevación planificada son las amenazas de muerte vía móvil que le llegaron a su esposa. "Rastreamos esos teléfonos y las tarjetas eran clonadas, lo que indica claramente la premeditación", explicó Correa. Aparte de las pistas que aporta el Ejecutivo, el hecho más potente para asegurar la tesis del golpe fue la toma del aeropuerto de Quito, un sitio estratégico. En un país de larga tradición golpista, a nadie escapa que una maniobra como esa aparece en el índice del manual del sublevado. Los planteamientos de Correa lucen un tanto incoherentes, pues cómo hablar de premeditación para asesinarlo si lo tuvieron 11 horas y no muestra otra prueba que no sea los supuestos disparos al vehículo de escolta, tampoco se han dado las especificaciones sobre las acciones de rescate. Otra debilidad del discurso de Correa consiste en señalar que los miembros de la Fuerza Aérea que tomaron el Aeropuerto responden más a la Embajada Norteamericana que a su gobierno, cómo se supone que un Presidente de un Estado soberano tolere esas deslealtades sin tomar las medidas de seguridad que el caso amerita.

Los ecuatorianos han criticado las acciones policiales, sin obviar que se trataba de una lucha contra los recortes y medidas impopulares del gobierno de Correa, pero han puesto de manifiesto que si Correa no hubiera desafiado a los agentes la situación no hubiese pasado de un conflicto laboral. "El discurso crispado del presidente, la falta de información del Gobierno sobre el grado de malestar de la policía. ", dice Oramas, un analista ecuatoriano.

Otras opiniones de políticos, ex militares y analistas, consideran que el conflicto con los policías pudo tener otro desenlace, entre estos: Francisco Latorre, asesor y amigo personal de Correa, confirma que la decisión de acudir en persona al Regimiento Quito fue del presidente. Esto es lo que ha dado pie a algunas de las críticas más duras contra el Ejecutivo. El general retirado del Ejército Galo Monteverde, citado por el diario El Comercio, asegura que no hubo un golpe de Estado sino una insurrección policial. "El malestar policial y militar lleva dos años y los ministros tendrían que haberse encargado de resolverlo", según el militar.

El analista Adrián Bonilla añade otro factor para descartar el golpe y es el hecho de que nunca se planteó la sustitución del presidente como ha sido habitual en las rebeliones desde 1997. Todo lo contrario, el vicepresidente Lenin Moreno, manifestó de inmediato que él no iba a relevar al presidente mientras éste estuvo sitiado por policías rebeldes en el hospital donde acudió tras escapar del cuartel. Para algunos esto demuestra que no hubo un golpe planificado, para otros es lo que deja a los golpistas sin otra salida que la rendición.

Para los dirigentes del Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE) en su país no hubo tal golpe de estado, sino que allí, “Las tropas policiales y militares son perjudicadas por la política autoritaria de Correa, igual que los sectores de maestros, indígenas, campesinos, estudiantes, las Universidades, los jubilados, los servidores públicos, etc. Correa fue rechazado violentamente en el Regimiento Quito y varias unidades en todo el país se han rebelado, defendiendo sus sentidas aspiraciones.

Es conveniente esclarecer que estas acciones de las tropas policiales y militares, el apoyo de las organizaciones populares y de la izquierda, de ninguna manera forman parte de una “conspiración”, como seguramente el gobierno intentará señalar. Hay que mostrar que es la reacción indignada frente a la arrogancia, la prepotencia y el abuso de un gobierno que no respeta las conquistas, los derechos y que se burla de las aspiraciones de los pueblos.

La situación que se originó en Ecuador a partir de las protestas policiales han llevado mucha confusión entre los ecuatorianos y la mayoría de los ciudadanos del mundo, pues se vende la idea de que hubo un intento de golpe de Estado, cuando la realidad es otra, se trata de un gobierno estrenado con una política populista, con buenas relaciones con gobiernos progresistas como el venezolano, con enfrentamientos con el conservadurismo colombiano, pero que ha ido cediendo al gran poder y hoy dice sentirse contento con el importante papel desempeñado por su homologo Santos de Colombia. Es el gobierno que no sólo lesiona la autonomía universitaria, sino que se las arregla con las mineras transnacionales, recorta conquistas a maestros, policías indígenas y realiza muchas otras cuestiones que tienden a perjudicar a las grandes masas de los pueblos que conforman el Estado del Ecuador, pero que aparece como parte de un bloque progresista en la región.

En definitiva se observa la existencia de una jugada irresponsable por parte de los gobernantes ecuatorianos, los cuales quieren engañar a sus pueblos vendiendo la idea de que conspiran contra ellos, cuando lo cierto es que ellos no están gobernando a favor de los que hicieron posible su llegada al poder, sino para favorecer a los que durante largo periodo han incrementado el sufrimiento de millones de ecuatorianos. La humanidad no puede ser confundida con noticias fuera de la realidad, más aún, si para darle carácter a estas se recurre a las buenas relaciones con los venezolanos y otros gobiernos latinoamericanos. Frente a este intento de engañar a los pueblos, los ecuatorianos patriotas y revolucionarios siguen trabajando para darse un gobierno que realmente exprese y logre los deseos de redención, progreso y felicidad colectiva.

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